El presidente de CAFI explicó que la actividad frutícola está integrada por tres gremios: por un lado la producción, a través de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), por otro la industria frigorífica, que según Garrido constituye un importante apoyo a la actividad y, por último, un tercer grupo conformado por obreros y empleados del sector empaque.
Garrido informó que, en relación a éste último sector, fue necesario recurrir a la mediación del Ministerio de Trabajo a fines de poder alcanzar un acuerdo salarial, ya que no hubo conformidad entre la cámara y el gremio. Finalmente, el Ministerio definió que se aumentaría un 20% el salario de los empacadores.
Asimismo, Garrido explicó que, desde la caída de la convertibilidad, la actividad frutícola se benefició con un 120 % de aumento en los salarios de sus trabajadores. En este sentido, destacó que en diciembre de 2001 el salario promedio era de $630 mientras que el actual es de $1390. Garrido consideró que se trata de “un buen salario” ya que “el 120 % ha superado cualquier otro nivel de aumento que hubo en el sector rural o industrial”. Agregó que el índice de costo de vida también ha sido superado “porque andará en el 62%”.
El dirigente consideró que “en realidad esto es bueno porque genera, en una actividad donde el 40% de su producto bruto está integrado por mano de obra, un derrame económico muy importante en su zona de influencia, que es el valle de Río Negro y Neuquén, reactivando rápidamente el sector comercial”.
Sin embargo, el primer inconveniente que surge frente a este aumento significativo de salarios es poder contar con los recursos necesarios como para mantenerlos. El problema está en que hay que tener los recursos para pagar eso. Y aquí entra en juego el conflicto de las retenciones y toda la coyuntura internacional.
“Este año el mercado internacional ha sufrido una fuerte baja”, expuso Garrido, para agregar que en el sector frutícola, el 70% de la producción se exporta como fruta fresca o industrializada. “Vivimos del sector externo, históricamente, desde que la actividad nace, lo hace mirando al exterior, así que hay muy buena experiencia en esto -señaló- y por supuesto hemos sufrido en los últimos años de convertibilidad esta cuestión”.
Garrido señaló que, a partir de la caída de la convertibilidad, la actividad frutícola se recompuso y en ese momento, aparecieron las retenciones. “En primera instancia, aceptamos esta cuestión, porque las diferencias de ingresos eran importantes y había un aspecto social que tener en cuenta”, destacó el dirigente. Agregó que, en este momento, el escenario cambió ya que los mercados cayeron, y el insumo básico de los frutícolas, que son los fletes internacionales, aumentaron entre un 20 % y un 30% en dólares. “Esto hay que ponerlo en el marco de que en el costo CIF (costo que es puesto en destino) de un cajón de peras o manzanas, el 30-32% es flete marítimo, por lo que este aumento repercute fuertemente”, disparó.
De esta manera, Garrido expuso que la caída de ingresos, la suba de los costos externos y el aumento de costos internos (mano de obra e insumos que subieron entre un 10-14 %) “generan que el retorno para el último eslabón de la cadena, que es la producción se torne negativo”.
Con respecto a los reclamos realizados, el presidente de CAFI comunicó que, durante los últimos 2 años, se realizaron presentaciones al gobierno en reclamo de esta situación. Garrido señaló que la respuesta fue, desde el nivel técnico, el reconocimiento y la comprensión de la situación pero que, sin embargo, la decisión política del ministro de Economía parece inalterable.
Para Garrido, la medida de mayor peso es el reclamo. Así, comunicó que hace una semana se realizó una reunión importante en el Valle de Río Negro a la cual asistió todo el gobierno de esta provincia y también el de Neuquén. Agregó que este conjunto será acompañado por los gobernadores de San Juan y Mendoza en una audiencia con el ministro de Economía, solicitada a fines de que los 4 gobernadores “puedan ponerle peso político a esta cuestión”.
Finalmente, el dirigente opinó que “el ministro debe y está obligado a mirar la realidad económica que estamos viviendo”.
Verónica Scornik
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