¿En busca de la identidad perdida? San Juan, al menos desde la intención de su máxima dirigencia, busca asociar nuevamente a la provincia con la producción de vinos de alta calidad. Sienten que el liderazgo de Mendoza gracias al Malbec estiró demasiado una brecha que parece doler.
El presidente del Consejo Profesional de Enólogos de la provincia, Pedro Pelegrina, afirmó en el reciente lanzamiento del Concurso “Cata San Juan 2024” realizada en La Rural: “Queremos estar cerca de esa impronta vitivinícola que fue perdiéndose, y que hoy la tenemos que revalidar”.
A su lado, el ministro de Producción, Trabajo e Innovación, Gustavo Fernández, lo dijo sin vueltas: “El gobernador nos ha encomendado la tarea de volver a ubicar a San Juan en la cabeza de los consumidores argentinos”.
¿Hay un plan? En la provincia afirman que sí y le tienen mucha fe a lo que pueden dar los “nuevos valles” con los que San Juan podría salir a competirle al prestigioso y también popular Valle de Uco de Mendoza.
Se trata de aprovechar la estructura y volumen que brinda el tradicional valle de Tulum, a 700 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.).
Pero también de lo que podrían consolidar a futuro zonas como Zonda y Pedernal, con altitudes entre los 1100 y los 1400 (m s. n. m.). Más Ullum, Barreal o Calingasta, donde hay plantaciones de vid a 2100 metros.
LOS VINOS DEL VALLE DE SAN JUAN
“Pedernal está pegado al Aconcagua y al Mercedario, cerca del río Los Patos, y es la novedad de la vitivinicultura argentina, con bodegas importantes que vienen creciendo año a año en superficie y en calidad”, afirmó el ministro.
Y agregó: “Hay una realidad: hay zonas premium de Mendoza donde el valor de la hectárea, o porque la zona está cubierta, hace que no sea rentable el valor inmobiliario de esas tierras para el desarrollo de la actividad”.
“En estas nuevas tierras a un valor significativamente menor se están obteniendo las mismas calidades que en el Valle de Uco. Incluso en Barreal, de Calingasta o el mismo Pedernal, hay calidades de malbec superiores”, afirmó Fernández en La Rural, durante una charla con Infocampo.
No es solo un viento: “La Ciénaga – Zonda”, una nueva indicación geográfica para un vino argentino
Claro que el liderazgo mendocino en la materia no es discutido hoy en día por los representantes y bodegueros de San Juan. Al contrario, lo observan como un camino a seguir, pero siempre con un registro propio y una mirada netamente sanjuanina.
“Hay bodegas importantes que están invirtiendo, y también un enfoque inicial desde lo boutique con el que se está logrando mayor presencia en las cartas del sector gastronómico. Nosotros queremos llegar a nuestra identidad y creo que en ese camino lo que no podemos hacer es copiar”, afirmó el ministro.
En esa línea jugarán un papel importante las producciones de aceite de oliva y pistacho. El primero se trata de un producto por demás venerado en la zona, donde San Juan asegura que produce “el mejor aceite de oliva argentino”.
Y en cuanto al pistacho, es hoy en día un cultivo donde las empresas de genética tienen el foco puesto y los productores también: es el que mayor rentabilidad le da a quienes producen en la zona.
¿POR QUÉ LOS VINOS DE SAN JUAN PERDIERON TERRENO?
Si bien hoy San Juan es después de Mendoza el segundo productor y exportador de la industria vitivinícola argentina, presenta una particularidad: es donde más diversificada está la producción.
Las condiciones climáticas de la provincia, con gran altura y mayor exposición del sol, son a la vez una zona propicia para una mayor concentración de azúcares en la uva, un aspecto que vuelve tentadora a cualquier iniciativa de tener un viñedo y producir uvas de mesa, pasas de uva o vendérselas a una elaboradora de mosto, el jugo concentrado de uva.
Este último se trata de un producto muy apreciado para la producción de gaseosas o golosinas a nivel mundial.
No todo es vino: hubo acuerdo entre Mendoza y San Juan por la cuota para mosto
Con el paso de los años este mapa productivo determinó, en contrapartida y en simultáneo con el auge mendocino por el malbec y los vinos varietales, una menor presencia de productores y bodegueros ocupados por hacer vinos de calidad.
“Tenemos el 60% de superficie cultivada con vides y somos una provincia vitivinícola, pero en vinos indudablemente reconocemos el liderazgo de Mendoza por volumen, por tradición y también por calidad. San Juan perdió un poco de identidad vitivinícola y se quedó con la producción de vinos a granel, genérico, y con pocas bodegas y productores que siguieran apostando a la calidad”, reflexionó Fernández.
“Pero con estos nuevos valles y el enoturismo tenemos la posibilidad de reinsertarnos en las grandes ligas”, afirmó.
¿QUÉ SIGNIFICA PARA LOS PRODUCTORES?
Más allá del entusiasmo y la propuesta señalada por los funcionarios, y la mirada de los grandes empresarios, la decisión de inversión de los pequeños y medianos productores también mide el pulso de una parte de la cadena productiva.
“Creo que los vinos sanjuaninos son de excelente calidad y hay bodegas muy prestigiosas, pero lo que ha faltado siempre es la promoción de los vinos. Y esa parte más que nada es obligación de las empresas privadas. Y la provincia también tiene que invertir en la promoción de su economía”, analizó el productor de uvas Eduardo Sánchez, integrante de la Mesa Vitícola de la provincia.
“Llegamos a este punto porque se promocionaron los diques, el turismo y las actividades de ocio, pero nunca a las actividades productivas”, lamentó.
Desde su lugar, además, evaluó como “difícil” que el productor que hoy no realiza ese tipo de uvas varietales con alto potencial de vinificación se vuelque rápidamente a sembrar para que se haga vino de calidad.
“Necesitamos variedades acordes a lo que demanda el mercado, cosa que eso nos demanda 4 o 5 años en producir un parral de un varietal bueno para hacer vino. Y después está la inversión”, estimó.
“Creo que los gobiernos tienen que estimular la producción, y después lo otro llegará. Sino estamos saltando en la escala”, sumó.
Sánchez de todos modos coincidió en el potencial de los valles “cordilleranos” -a diferencia del de Tulum- y reconoció la apetencia de algunos consumidores para con el tipo de vinos que se logran allí. “Pedernal y Calingasta dan otros aromas y sabores, son lugares escarpados y se trabaja con ciclos diferentes a los nuestros”, afirmó.
“Allí sí hay inversiones de gente de Mendoza que se ha venido, eso está muy bueno promocionarlo turísticamente. Hay un problema: no hay mucha gente para producir, independientemente de las cuadrillas que se envían para trabajar allí”, sostuvo.
Algunos bodegueros, por ahora, cosechan pero luego procesan en el llano.
“EN SAN JUAN ES DONDE MÁS HA CRECIDO EL MALBEC”
En la presentación de la Cata en suelo porteño, el Ministro afirmó que la provincia, hoy, es el lugar del país donde el Malbec más impulso viene recibiendo.
Los datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) lo confirman: “el Malbec tuvo en 2023 un crecimiento del 22% en superficie. En Mendoza fue del 19%, pero en San Juan fue del 41,7% y en el resto del país 40,6%”.
Mendoza mantiene la primera posición con 39.635 hectáreas, contra 2.906 de San Juan. Es un 84,4% contra un 6,2%. Una brecha que en la foto actual parece una enormidad, pero que no cambia el plan de acción, al menos el de los dirigentes.
Sin dudas, existen otras variedades de uva de igual prestigio y potencial enológico para producir, pero en la era del malbec como insignia de los vinos argentinos ante el mundo, esa variedad es una atracción poderosa. Sobre todo para las exportaciones.
“La pelea por los espacios en las góndolas no solo se da en el mercado interno, sino también afuera. La recuperación de la macroeconomía argentina y una mayor competitividad de nuestras exportaciones son una ventana de oportunidad”, estimó el ministro Fernández.
Y afirmó: “Brindamos herramientas para facilitar la participación de las bodegas en nuevos mercados, pero al mismo tiempo el trabajo de vender lo tienen que hacer ellos”.
“Nosotros lo que brindamos son herramientas para desarrollar mercados y generar las consultorías necesarias para mejorar calidades de producción. Lo mismo con políticas de créditos muy ambiciosas, con más de $44.000 millones en los primeros seis meses para capital de trabajo e inversión. Las bodegas pueden incorporar paneles solares para bajar costos eléctricos y los productores pueden incorporar equipos de riego, un tema fundamental”, cerró.