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Vicia: la decisión estratégica presiembra que deben tener en cuenta todos los productores

Esta leguminosa se convirtió en aliada clave del manejo agrícola actual. Pero, para potenciar todos sus atributos, hay que llevar adelante una combinación de prácticas esenciales.

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La vicia villosa, como cultivo de cobertura, se convirtió en una decisión de manejo de gran valor para los agrosistemas.

Gracias a todos los beneficios de esta leguminosa, asociados con productividad y sustentabilidad, esta especie disminuye la aplicación de herbicidas, ayuda al control de malezas, aporta nitrógeno a través de la fijación biológica de nitrógeno (FBN) para el cultivo sucesor, entre otros múltiples beneficios agronómicos.

Sin embargo, para poder captar todas estas ventajas hay una decisión fundamental presiembra de la leguminosa: la inoculación con bacterias fijadoras de nitrógeno. Vicia inoculada y fertilizada a la der y testigo izquierda

El tratamiento de la semilla con cepas de Rhizobium leguminosarum biovar viciae –específica para vicia villosa– favorece el aporte de nitrógeno para la elaboración de proteínas y enzimas que mejoran el crecimiento del cultivo de servicio.

Inocular puede generar incrementos que van del 40% al 100 % de producción de materia seca total, asegurando superar una productividad de materia seca por hectárea de 5.000 kilos.

De acuerdo al técnico Fernando Sánchez, experto en el manejo de la vicia, un plantío de esta especie correctamente inoculado y fertilizado que logre ese piso de 5.000 kilos de materia seca por hectárea aporta un aproximado de 150 kilos de nitrógeno por hectárea (equivalente a un ahorro de 326 kilos de urea/ha y un gasto a 163 dólares/ha, a precios de febrero 2021).

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También es clave acompañar la inoculación con una fertilización balanceada a la siembra, en pos de generar una sinergia entre los resultados de la nutrición biológica y la química.

Respecto a la combinación de prácticas, Sánchez, responsable de producto en Rizobacter, cita una experimentación de la compañía pergaminense realizado en Córdoba: “En un ensayo se pudo observar el comportamiento de vicia en diferentes tratamientos, con antecesor soja. Encontramos rendimientos que fueron: 1.886 kilos de materia seca por hectárea para el cultivo testigo sin tratar; 3.344, para el cultivo solo inoculado, y 3.800 y 5.913 kilos de materia seca por hectárea, para el inoculado y fertilizado a menor y mayor dosis, respectivamente”.

El técnico explica que para la fertilización se utilizó la nueva tecnología de “Microstar CMB”, de Rizobacter, un producto microgranulado que provee fósforo, azufre y calcio, zinc, cobalto, molibdeno y boro.

A estos atributos se suma la posibilidad estratégica de que Microstar CMB puede ser agregado a la siembra junto a la semilla (correcto lugar y momento), sin generar fitotoxicidad a razón de una dosis de 20 a 40 kilos por hectárea.

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