A poco de que se llene el sencillo salón de ceremonia del Colegio CAR de Venado Tuerto, un alumno rompió el silencio para ejecutar de manera brillante una canción con su guitarra. El público de empresarios, políticos y gremialistas escuchó atento y con respeto. Y aplaudió.
Al terminar la canción, el director ejecutivo de la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA), Alfredo Paseyro, apeló a una pirueta en su discurso para fusionar tradición, futuro y, de paso, limar alguna aspereza en el actual mercado de las semillas.
“Nos recibieron con El Choclo, y tal vez algunos no lo sepan, pero está referido tanto a una pieza musical como a la propiedad intelectual. El Choclo, su autor, Casimiro Alcorta, tuvo problemas económicos y vendió su partitura, que luego perdió. Francisco Canaro al fundar SADAIC lo primero que hizo fue recomprarla y ubicarla como pieza nacional del tango argentino. Esa propiedad intelectual, con generosidad y la mirada del bien común, es la anécdota que les quería traer”.
La canción no era El Choclo sino Kilómetro 11, un clásico del chamamé litoraleño. Pero el mensaje ya había sido entregado a los destinatarios y poco importó ese detalle. La propiedad intelectual es por estos días la gran apuesta de la industria de las semillas.
EL DEBATE DE LAS SEMILLAS Y LA PROPIEDAD INTELECTUAL
Es que más allá del traspié de UPOV 91 en su paso por el Congreso, en la industria sienten que es el momento de apretar el acelerador y poder torcer el brazo de la resistencia que habían ofrecido desde tres entidades de la Mesa de Enlace. Coninagro había optado por adherir a los nuevos lineamientos.
El principal escollo es el uso propio de semillas por parte de los productores, pero también la imposibilidad de controlar la venta bajo “bolsa blanca”.
“Estamos celebrando los 75 años de ASA y lo hacemos mostrando nuestros pilares fundamentales: innovación, trabajo de alta calidad y sustentabilidad ambiental. Creemos que la propiedad intelectual de nuestro trabajo hace a la soberanía nacional”, aseguró Paseyro.
Y sumó que “la actividad que nosotros hacemos tiene múltiples disciplinas e instituciones que nos dan un marco de previsibilidad para poner en las manos de los productores la mejor semilla de la mejor calidad. Para nosotros, una semilla que no tiene calidad no es una semilla”.
EL PROCESO DEL MAÍZ
La jornada había comenzado temprano, en Murphy, donde la compañía Satus tiene una planta de maíz apta para el procesamiento de 1.000.000 de bolsas anuales, a razón de una velocidad de admisión de un camión cada 40 minutos.
Satus también posee plantas similares en Venado Tuerto y Arrecifes, donde se procesa girasol y sorgo.
Las condiciones de humedad de las plantas en los campos marcan el tiempo de la cosecha, ya que el maíz no puede aguardar demasiado tiempo en los lotes por el riesgo a pérdidas. Por eso, más de una veintena de mujeres por cada turno realiza el proceso de deschalado manual, el cual haya quedado sin realizar de manera automática.
Pasado ese proceso, también de manera automática, se procede al desgranado del maíz. Allí se da un paso clave: la clasificación según tamaños y características.
Y luego de ello el grano pasa a los 4 o 5 días que puede durar el secado en celdas.
“Principalmente el 80% de lo que producimos va al mercado local y el 20% a la exportación, pero eso depende mucho de Estados Unidos. Algunos años puede ser un 50% y 50%”, afirmó Augusto Dean, gerente de operaciones de Satus.
¿Qué se realiza con lo que el maíz va “dejando en el camino”? En el caso del marlo, se lo fermenta para generar biogas y energía eléctrica que será aportada a la de la red zonal. Pero también está el dilema de qué hacer con la chala del maíz, la cual no genera el mismo grado de fermentación.
La solución que se encontró hasta ahora en Satus es el de comercializarlo como insumo para la alimentación animal.
“Brasil ya tiene muy aceitado este tipo de sistemas de reutilización de su producción porque no puede secar el maíz a gas natural barato, como lo hacemos nosotros”, explicó Dean.
Por ese motivo, la rebelión de los gobernadores patagónicos llenó de dudas a los empresarios semilleros: empresas como Satus, de haber avanzado Ignacio Torres y el resto de los mandatarios del Sur del país con la pulseada contra la Casa Rosada, hubiera obligado a la planta ubicada en Santa Fe a utilizar sus reservas de gas licuado de petróleo (GLP).
Pero sólo hubiese servido para mantener el 30% de la producción.
Finalmente el ciclo se completa con el “tamañado” en hasta 22 tamaños distintos de semilla. Se trata del último de los pasos antes de llegar al producto final.
Desde Acsoja vuelven a la carga por la Ley de Semillas: “Estamos en la cola de la ganancia genética”
LA CARINATA PIDE COMENZAR A VOLAR
“Actualmente la aviación es responsable del 3% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono, razón por la cual se realizaron diversos acuerdos para alcanzar en 2030 una reducción del 50% de dichas emisiones, buscando alcanzar en 2050 cero emisiones netas en la industria”, explican desde la compañía Nuseed Carinata, desarrolladores de un cultivo de cobertura que busca hacer punta en el nicho.
La recorrida del cuerpo de funcionarios de Estado como el subsecretario de Agricultura de la Nación, Germán Di Bella; el presidente del INTA, Juan Cruz Molina Hafford; el director provincial de Innovación del Ministerio de Producción de Santa Fe, Federico Carballeira, o los diputados peronistas Roberto Mirabella o Florencia Carignano, había llegado hasta la planta de la firma de origen francés, ubicada a la vera de la ruta 8 también en Venado Tuerto.
El entusiasmo en la empresa radica en que la carinata, explican, permite producir un biocombustible de segunda generación que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero en hasta un 80%.
Carinata: las ventajas y el potencial de un cultivo que también brinda un servicio de rentabilidad
“Nuestro grano contiene hasta un 48% de aceite no comestible, y de alta calidad. Es ideal para la industria aeronáutica”, remarcaron desde la firma.
Hoy Argentina es líder en la producción de este cultivo, seguida por Estados Unidos y Uruguay. La lista de países que podrían sumarse desde este año contiene a Brasil, Bolivia, Paraguay, España y Francia.
Justamente en su país de origen la compañía procesa el aceite obtenido de la carinata. Esto se da luego de que al momento de la compra de la semilla cada productor firma un contrato para la compra de toda su producción, la misma que debe seguir requisitos observados por a certificación RSB y la trazabilidad que asegure una producción sustentable.
“Se trata de genética desarrollada por la empresa en Santa Fe”, explicaron.
En ese sentido Nicolás Gear, presidente de ASA, agregó: “Para nosotros este es el lanzamiento del año donde confluye todo nuestro trabajo anual, tenemos más de 80 empresas que nos avalan en 16 provincias del país con desarrollo científico y articulación público-privada”.
“La adopción de tecnología no para y hoy sabemos que la transformación alimentaria empieza por la semilla de calidad”, comentó.
LA “COCINA” DE LA SOJA
Finalmente la jornada de miércoles a pleno sol en Venado Tuerto tuvo a la empresa Stine como última de las estaciones.
Allí su director de operaciones, Manuel Rosasco, explicó: “¿Qué vimos aquí? Cuando uno va a un restorán, se sienta a comer un plato de comida y luego lo critica. Pero nunca entra a la cocina. Hoy lo que hicimos fue entrar a la cocina de lo que es un programa de investigación de soja”.
“Vimos todo lo que sufre una variedad a partir de un cruzamiento, y 5 o 7 años más tarde a la mano de un productor. Vimos números inmensos, cantidades enormes de tamaños y variedades, un circo de más de 200 personas que año tras año cíclicamente trabaja para encontrar ese 1% de la variedad lanzada al mercado para bancar el 99% del programa restante que se queda atrás”, comentó Rosasco.
Todo lo que se cosecha en el “campito” también ubicado sobre la ruta 8 -lindero a la planta de Nuseed- se levanta inmediatamente y es empaquetado para ser transportado a Brasil, Guyana o Estados Unidos para sufrir su correspondiente contraestación”.
“Para seguir yendo de filial en filial hasta encontrar la ‘ganadora’ que es lanzada al mercado”, resumió.
La firma, de origen estadounidense, eligió, y elogia, las propiedades de los suelos de Venado Tuerto. “Aquí tenemos uno de los mejores suelos del mundo, y recorro campos por toda América y Sudáfrica. Aquí el suelo se adapta a cultivos que pueden ser exigidos por Canadá, Rusia, China o parte de Europa, o para otros destinos también, de otros requisitos”, remarcó.
“Nuestra apuesta está en Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. La inversión y el crecimiento, y mejorar año a año. Hay horizonte cerca y una víspera de construcción, y un impulso con las empresas para ayudar a mejorar el mercado del país. Si el negocio crece hay más posibilidades”, sostuvo.
Y cerró con una opinión sobre UPOV 91: “Sería increíble que se concrete. Si suma, hacelo. Si resta, no gastemos energía. Yo creo que suma porque estamos entrando ya en un nivel global y estamos cambiando lo que teníamos. Pero estamos hablando de marcos políticos que pueden afectar las reglas de juego, acá lo importante es seguir apostando para que esto crezca”.