Para las malas intenciones y el daño no hay aislamiento ni cuarentena. Por el contrario, a veces se extiende como un virus. El fin de semana se conoció la noticia de la entrada a un campo de Capitán Sarmiento (Buenos Aires), propiedad de Ezequiel Iglesias. Ahora otra información del estilo. Al productor Rubén Berardo, en Urdinarrain, Entre Ríos, le vandalizaron dos silos bolsas de maíz en un campo a las afueras de la ciudad el lunes por la madrugada.
Preocupado, el productor dialoga con Infocampo. “La verdad que el daño económico no es importante. Reaccionamos rápido a partir del aviso del encargado del campo. Fue mayor el trastorno logístico de mover entre 12 a 15 camiones para levantar 320 toneladas de cereal que estaban en el piso que el perjuicio financiero”, explica, quien reconoce que esto es la primera vez que le sucede.
De acuerdo a los datos que aporta Berardo, los silos están cercanos a un alambrado. En ese lugar, había cuatro y solo dos ellos fueron vandalizados. Asimismo, destaca que le llama la atención el acto porque ese campo es el último al final de un camino vecinal.
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Por todo esto, cuenta: “Hice la denuncia y vino la policía. Les dije que si saben quién lo hizo, le pregunten por qué lo hizo“. Este último es el gran interrogante para el productor: quiere saber si esto es un hecho aislado de vandalismo o un acto vengativo contra el sector.
El productor no tiene sospechas y descartó de plano que lo sucedido haya sido por mala confección del silo que haya hecho la maquina. “En el techo de la bolsa se ven claramente las huellas”, afirma.
Esta noticia cobró mayor notoriedad luego de que Rolf Müller, reconocido profesional agrónomo enterriano, cercano y ex-asesor técnico en los campos que siembra Berardo, publicó el daño en su cuenta de Twitter.
Ahora en la zona de Urdi!!
Me cuesta escribir esto, pero que gente de mierda!!!! pic.twitter.com/gURmHRz05U— Rolf Erwin Muller (@rolferwin) March 29, 2020
“Realmente, a partir de la publicación que hizo Rolf, me tiene muy atento la cantidad de mensajes negativos que recibió hablando mal de la producción agropecuaria“, dice, apesadumbrado, Berardo.
Lejos de seguir fomentando idas y vueltas con los agravios, agrega: “Alerté a mis hijos para que no respondan ningún tipo de mensaje ni hagan ningún tipo de publicación direccionada contra todos esos comentarios”, admite.
Por su parte, concluye: “Realmente, esto que pasó me molesta mucho. Quiero pensar que sea algo aislado, de algún enojado a quien no le hayamos permitido pasar al campo para que vaya hasta el arroyo que hay en el fondo”.
Mientra tanto, Berardo, como Iglesias y tantos otros que sufren este tipo de daño, no se amilana y sigue trabajando a fondo en el campo.