El sector ganadero es uno de los principales involucrados en la emisión de gases del efecto invernadero, en gran parte por el metano que liberan las vacas al eructar.
Según datos obtenidos de la cartera de Ambiente en 2017, cerca del 20% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Argentina provienen de la ganadería, la mayor amenaza al cambio climático en el país.
En este contexto, la multinacional Cargill encontró la oportunidad de incursionar en este mercado y desarrolló mascarillas inteligentes para vacas, después de más de un año de convivir con el uso de barbijo en el mundo. La intención no es otra que reducir las emisiones de metano que produce este animal.
Las vacas no solo emiten metano a través de sus eructos, sino también lo expulsan por su nariz. Actualmente existen otras iniciativas para paliar su impacto en el ambiente, como la fabricación de un pienso especial. No obstante, el producto que hoy llama la atención del mercado es la mascarilla que creó la compañía Zelp, en conjunto con Cargill.
Cómo funcionan
El barbijo está confeccionado con un plástico flexible y pesa menos de 100 gramos. En su interior se encuentran unos ventiladores que se alimentan mediante unas baterías que se recargan por placas solares.
Para utilizarlo, se lo coloca en la nariz del animal, y un filtro convierte el metano en dióxido de carbono. Se espera que las mascarillas puedan cumplir con la reducción de hasta un tercio de las emisiones diarias de los eructos de una vaca.
Sin embargo, aún no pasó por todas las pruebas pertinentes, por lo que se espera su arribo al mercado para el 2022.