Con la pandemia como telón de fondo, los países productores de alimentos están tomando medidas para proteger sus mercados, como el caso de los rusos.
En pleno desarrollo de la campaña invernal en ese país, el gobierno ruso aprobó formalmente una propuesta para imponer un impuesto más alto a la exportación de trigo a partir del 1 de marzo, en otro impulso para frenar un aumento en los precios domésticos de los alimentos provocado por la crisis del COVID-19, comunicaron fuentes oficiales a la agencia internacional de noticias Reuters.
De acuerdo a los datos, uno de los mayores exportadores de trigo del mundo, impuso un gravamen a la exportación de 50 euros por tonelada de trigo a partir del 1 de marzo hasta el 30 de junio en comparación con el impuesto de 25 euros por tonelada establecido para el 15 de febrero al 1 de marzo.
Por su parte, también se gravaron la cebada y el maíz con 10 euros por tonelada y 25 euros por tonelada, respectivamente, del 15 de marzo al 30 de junio.
La medida se endurece para estabilizar los precios de los cereales iniciadas por el gobierno en diciembre.
Asimismo, Moscú continuará monitoreando la situación y está listo para ajustar aún más el mecanismo de regulación de la exportación de granos si es necesario, dijo el viceministro de Economía, Vladimir Ilyichyov, en un comunicado.