“Tenemos proyectos estratégicos que pueden sonar imposibles”, lanzó Patricia Bullrich, la ganadora de la interna de Juntos por el Cambio en la carrera por la presidencia, en el 6° Congreso Internacional de Coninagro.
Pero nadie suponía que de lo que iba a hablar era de una “segunda hidrovía“, que supondría una salida directa al mar para mercadería cargada en Córdoba.
El auditorio en el recinto de la Bolsa de Cereales porteña escuchó cómo la candidata presidencial sostuvo: “Nuestro sueño a largo plazo es tener una segunda Hidrovía que salga, que vaya por Córdoba y que termine en el puerto de Bahía Blanca”.
CÓMO SERÍA ESTA NUEVA HIDROVÍA
“En la lógica de pensar en el transporte marítimo, esto es un proyecto a largo plazo. Pero yo me imagino que el que pensó el túnel subfluvial, el que pensó el puente Zárate Brazo Largo, cuando lo pensaron, todos pensaban que era una locura”, comparó.
Ensimismada en la idea, y a días de haberse conmemorado un nuevo aniversario del paso a la inmortalidad del General San Martín, aprovechó para subir este proyecto a la escala del prócer.
“Yo estoy convencida de que para hacer cambios fuertes en el país tenés que tener una capacidad de soñar en cosas que hoy parecen imposibles. Pero que son, como decía San Martín, imprescindibles”, definió.
UN ANTECEDENTE CON HISTORIA
Vale mencionar que la idea de Bullrich, si bien asoma como inédita, de alguna forma rescata un viejo proyecto de ingenieros cordobeses que probablemente le haya servido de inspiración.
A principios de 2016, en tiempos en que Juntos por el Cambio, de la mano de Mauricio Macri, gobernaba el país, un trabajo del Colegio de Ingenieros Civiles de Córdoba había empezado a generar eco en el aparato productivo: una hidrovía que comunicara a Córdoba con el Mar Argentino.
Tampoco era nuevo en ese entonces, sino que correspondía a estudios realizados por la cátedra de Obras Hidráulicas de la Escuela de Ingeniería Civil de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de Córdoba en los 90’.
Básicamente, la idea -según reproduce un artículo publicado por el sitio Agrovoz– de un canal navegable de al menos 1.000 kilómetros de extensión con nacimiento en Arroyito, en el nordeste cordobés, bajando por todo el este de esa provincia hasta el sur, ingresando a Buenos Aires por el nordeste y saliendo al mar por Punta Médanos, al sur de la bahía de Samborombón, o La Plata.
El trayecto “subía” a la vía navegable a ciudades como Las Varillas, Cintra, Bell Ville, Justiniano Posse, Wenceslao Escalante y La Cesira. Y en General Villegas, en el noroeste bonaerense, tomaba la dirección del río Salado hacia el mar.
¿Era para todo tipo de embarcación? No. Solo para las que pudieran caber en un flujo de agua de 3 metros de profundidad y 25 metros de ancho. Los ingenieros pensaban barcazas flotantes, hechas con contenedores, y con capacidad de cargar 400 toneladas cada una, pudiéndose tirarse en convoys de a cuatro barcazas con solo un motor de la potencia de un camión.
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Su costo, a 2016, estuvo estipulado en el orden de los u$s 880 millones. Una de las motivaciones, según los ingenieros, es que se podría reducir el costo por tonelada transportada de entre U$S 35 y U$S 40 de un camión y U$S 17 de un tren, a solo U$S 6.
Ahora, en la recta final hacia las elecciones generales de octubre, Patricia Bullrich decidió volver a la carga con esta idea, pero con modificaciones, porque el original buscaba la salida al mar a la altura del centro de la provincia de Buenos Aires y ahora se habla de Bahía Blanca, en el sur.
A tono con sus palabras, la intención parece aventurada en este contexto económico.
“Vamos a licitar la Hidrovía (NdR: por la del río Paraná) y no se la vamos a dejar en manos de burócratas que lo único que hicieron fue crear un ente para controlar una empresa que hace años que esta en la Argentina y que venía trabajando muy bien, y crearon puestos y cargos públicos de gente que no tiene la menor idea de lo que es una hidrovía”, cerró.