Durante la última semana los vaivenes del comercio bilateral con China estuvieron en el centro de la escena. Pero lejos de ser una amenaza, el tema puede devenir en una interesante instancia para que se trate de rever los desequilibrios en la composición de exportaciones e importaciones.
“Se podría aprovechar esta coyuntura para negociar con China la venta de productos con mayor valor agregado y/o contenido tecnológico. Esto lo venimos viendo desde hace años en nuestros estudios realizados en el Inai”, sostuvo Ernesto Liboreiro, director del Instituto de Negociaciones Agrícolas Internacionales (Inai), quien enfatizó que los flujos comerciales siguen siendo desequilibrados y que la Argentina tendría que mostrarse más exigente para negociar la composición de sus ventas a este mercado en la reunión mixta que se realiza todos los años.
El 70% de las importaciones chinas de la Argentina corresponden al complejo oleaginoso, de las cuales el principal componente es el poroto de soja. Este destino representa para nuestro país el 87,5% del total de exportaciones de soja, según datos del Senasa.
China, a su vez, tiene como política la protección de su industria, por lo cual establece aranceles para la importación de aceite y busca comprar el poroto en los mercados externos, fundamentalmente de Estados Unidos (40%), Brasil (30%) y la Argentina (30%), para luego procesarlo en su país.
Durante la semana que pasó corrieron rumores de una posible detención de tres embarques argentinos de soja, enviados por ACA, Dreyfus y Cargil, en China como respuesta a las restricciones que impuso hace unos quince días el Gobierno Nacional a determinados productos importados como juguetes, textiles, ropa, calzado y carteras.
“Si hay una restricción de China en este momento no es muy importante, porque faltan embarcar 1,5 Mt hasta fin de año, hubiera sido más complicado si el conflicto se desataba en abril”, analizó Juan Martín Rebolini, director de Agropuerto y agregó que lo que vaya a ocurrir dependerá de la posición del Gobierno, “que es impredecible”.
“De acá a las elecciones, al Gobierno le importaría menos proteger la soja que a ciertos sectores. La raíz del problema es la inflación porque ahora está empezando a resultar más barato importar algunos productos de China que fabricarlos en el país. Si decidieran suspender las importanciones del poroto el perjuicio para nuestro país sería muy imporante; en cambio las importaciones argentinas son insignificantes para este mercado asiático”, evaluó.
De todos modos, hay sólo tres grandes productores en el mundo capaces de abastecer la demanda de materia prima china, y Estados Unidos viene con una decidida disminución de área para la campaña 2007/08 en la que se proyectan unas 15,32 millones de toneladas menos de producción con respecto a 2006/07.
A su vez, importar la soja de Estados Unidos y Brasil puede resultar mucho más caro. Así, desde el punto de vista de la demanda y con una mirada a corto plazo, el panorama para las colocaciones de soja argentina parece estar garantizado; sin embargo, la importancia que está cobrando China en el comercio internacional hace que se deba pensar mejor cuál es la estrategia en las relaciones comerciales a largo plazo.
“Tiene que haber prudencia y cautela en las relaciones con un cliente tan poderoso, por la importancia creciente que está teniendo China en el escenario mundial; entonces debe cuidarse porque los negocios con este país van a seguir durante los próximos años”, advirtió Liboreiro.
China representa una más que interesante puerta de acceso para numerosos productos argentinos que actualmente se exportan, como lanas, cueros y pieles, cítricos, vinos, tabaco, golosinas y suero de leche, entre otros. Las posibilidades de ampliar este expectro dependerán de cómo evolucionen las relaciones comerciales y de la capacidad de nuestro país de negociar aquellos que pueden llegar con más valor o contenido tecnológico.
El embajador chino Zhang Tuo señaló que las relaciones entre ambos países están pasando por “su mejor momento” en una reunión realizada a fin de esta semana con el ministro de Economía, Miguel Peirano, y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradia. No obstante, las señales del Gobierno Nacional parecen seguir en la línea de las restricciones a las importaciones de determinados productos de este origen.
