La microbióloga y diseñadora de moda alemana Danke Domaske está revolucionando la industria textil europea con su creación: tela para fabricar ropa, hecha a partir de leche agria o descompuesta.
A pesar de que su producto se hizo conocido recientemente, su historia comenzó en 2009, cuando la joven tenía 26 años. Su padrastro fue diagnosticado con leucemia y esto redujo considerablemente sus opciones a la hora de comprar ropa, ya que la mayor parte de los productos textiles le causaban una reacción alérgica al entrar en contacto con su piel, debido los químicos usados durante su producción.
En base a esta problemática, Domaske decidió crear una tela 100% natural.
Se basó en un proceso de hace decenas de años que consistía en la fabricación de fibras de caseína a partir de leche. Luego de 3000 recetas y 9 meses de pruebas fue capaz junto con su equipo de crear una tela que no se disuelva en agua.
En 2011 creó la empresa Qmilk. El proceso consiste básicamente en dejar que la leche se agrie y seque hasta convertirse en polvo de proteína; posteriormente se mezcla con agua y otros ingredientes de origen natural para formar una masa esponjosa de la cual se sacan los hilos para formar la tela.
La microbióloga sólo usa leche que es desechada y dice que se necesitan dos litros de leche para crear un kilo de tela, que después se puede vender por unos 27 dólares.
Los agricultores alemanes tiran alrededor de dos millones de toneladas de leche cada año, cantidad suficiente para llenar 770 piletas olímpicas. QMilk usa una pequeña parte de esa cantidad, 1000 toneladas de leche residual cada año, y paga alrededor de cuatro centavos de dólar por litro.
Actualmente, la compañía trabaja con cerca de 20 agricultores en Alemania, aunque Domaske tiene planes de expandirse.
Domaske indica que la tela a base de leche agria es suave como la seda, biodegradable, antibacterial, lavable y proporciona frescura durante la temporada de calor y tibieza en el invierno.