a ingeniera agrónoma Stella Maris Navone busca incansablemente una solución para la desertificación en la región del NOA. Contra todas las adversidades que se le presentan no baja los brazos y acompaña a los pobladores de la región para que puedan continuar haciendo lo que mejor saben hacer: cosechar.
¿Hace cuánto tiempo que está en esta actividad?
-Desde el año 1987 estoy sumergida en estas cuestiones, en el problema de la desertificación y la tala indiscriminada de montes que hace que donde antes había árboles hoy haya un desierto.
¿Cómo es la situación de la gente que sufre estos problemas?
-Es realmente desesperante. Muchos deben abandonar sus campos porque no pueden trabajar más, día a día se están empobreciendo. No sólo eso sino que también con la explotación minera contaminan el aire y los pobladores sufren graves problemas de salud. En Buenos Aires no se dan cuenta de que en la medida en que esto continúe se genera más pobreza y desempleo; si esta gente no tiene trabajo en su tierra va a venir a la Capital, lo que crea más desocupados y crece el problema social.
¿Cómo es su trabajo? ¿Se instala mucho tiempo en estos lugares?
-Voy cuatro o cinco veces al año y me instalo 15 ó 20 días. Los lugares en los que trabajo son Los Valles Calchaquíes, Catamarca, Tucumán y Salta, La Quebrada de Humahuaca y La Puna. Hago estudios, busco soluciones, escucho a la gente. También hay gente que tiene sus campos embargados y los contacté con los abogados de Federación Agraria para que los ayuden. Ellos pidieron créditos para producir y como no hay agua no lo pueden hacer.
¿La situación empeoró en los últimos años?
-Empeoró gravemente en los últimos años, con una aceleración en los últimos seis. El monte de algarrobo es irrecuperable porque tarda 30 ó 40 años en volver a crecer. La gente está terriblemente desoída.
¿Siente que a nivel nacional no le dan la importancia que tiene el problema?
-Yo soy la responsable del NOA y desde la Secretaría de Medio Ambiente conseguimos el año pasado, después de muchos años de lucha, fondos de la FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Increíblemente no los podemos usar porque están muertos, se equivocaron en una firma y no los podemos sacar. Ahora FAO está pidiendo explicaciones, quieren saber qué hicimos con los fondos. Aunque no se pueda creer, hay mayor conciencia en el exterior que internamente.
¿Cómo hace para repartir los tiempos con su familia?
-Mis hijas ahora son grandes pero de chicas me acompañaban a todos lados y se instalaban conmigo.
Entonces deben tener la misma conciencia que Usted acerca del tema
-Sí, claro, lo difunden como pueden. Desde que van al jardín de infantes lo transferían a los chicos y me pedían que vaya a dar charlas al colegio.
¿Porque cree que esto no tiene la difusión que se merece?
-Yo siempre que puedo doy a conocerlo y hay que luchar para que podamos sacar los fondos y así poder utilizarlos. Cada hectárea que se pierde es una familia que tiene que emigrar. Si escuchas cada caso es desesperante no poder hacer más.
¿Cómo hace para sobrellevar todas las contrariedades que se le presentan?
-La última vez que fui me deprimí muchísimo, veía que no era escuchada. Los productores se juntaron y me dijeron que por favor siga trabajando, aunque a mí me pareciera que no era escuchada; yo les llevo pequeñas soluciones que a ellos le sirven mucho. Me decían: “No se nos decaiga porque es nuestra última esperanza”. Eso me levantó para seguir y tratar de ayudarlos como pueda.
¿Esto tiene una solución concreta y en poco tiempo?
-Sí, claro, en dos años se puede solucionar el caso del NOA. Si se libera el dinero que nos dio la FAO esto tiene una solución inmediata. Hay estudios hechos, se sabe cómo hay que obrar, la plata está en el país, hay mano de obra pero continúa todo trabado.
Mientras continúe la burocracia la situación sigue empeorando, ¿Que va a suceder con el NOA si no se toman medidas?
-En el 2000 saqué una foto de un monte, ahora en ese lugar no hay nada, la gente tala los árboles porque necesitan leña para cocinar y para las estufas. Si esto continúa así, no vamos a tener más pimientos, la producción de vino va a caer, el producto se encarecerá, caerán las exportaciones, es toda una cadena que no se pude dejar que avance.
Por lo que veo, usted piensa seguir hasta que todo se solucione
-Por supuesto, la última vez que fui al pueblo le dije a la gente que ya no sabía cómo seguir. Pero ellos me hicieron levantar los brazos, me prometieron que van a aguantar hasta que esto se encamine, y si ellos pueden yo también.