La Bolsa de Cereales de Córdoba emitió un comunicado titulado “Coincidencia con el fin, pero en desacuerdo con los medios”, que hace referencia a la decisión del Gobierno Nacional de frenar la baja porcentual de las retenciones a la soja y sus derivados agroindustriales.
Compartimos el comunicado de la entidad tal y cual lo difundió:
La reducción del déficit fiscal es una de las condiciones necesarias para bajar la inflación y lograr que la economía crezca. En este sentido, la Bolsa de Cereales de Córdoba apoya todos los esfuerzos que se realicen para la concreción de ese objetivo, verdadera causa de crisis recurrentes y de la decadencia de nuestro país. Todos los sectores de la economía e incluso la población en general debemos ceder y hacer concesiones, pero el ajuste debe ser equitativo, siendo el Estado, en su conjunto, el primero en dar el ejemplo reduciendo su gasto, de manera tal de tener la autoridad moral para tomar medidas que afectan el ingreso de los sectores productivos del país, como las anunciadas el pasado 14 de agosto.
Nuestra primera y más importante reflexión es que más allá de la magnitud económica del impacto de las medidas adoptadas, hay un nuevo cambio de las reglas de juego que no ayuda a la previsibilidad que todo negocio requiere y conspira contra la seguridad jurídica, condición esencial si se quiere alentar las inversiones del sector privado.
El freno a la baja en los derechos a la exportación del aceite y harina de soja provoca ya una reducción en el precio del poroto recibido por los productores y además desalienta el agregado de valor en origen. Todos los países del mundo pujan por transformar las materias primas en sus territorios, conscientes del impacto económico y social que generan las inversiones productivas. La decisión de igualar los derechos de exportación de las materias primas con los productos elaborados va en sentido opuesto a ese concepto y nos parece que es una mala señal al sector productivo de la Agroindustria.
La disminución a los reintegros a la exportación, cuya función es devolver impuestos internos y no exportarlos, contradice el objetivo del Gobierno Nacional de transformar a nuestro país en el supermercado del mundo, desalentando la competitividad de nuestras exportaciones, en momentos que es necesario generar una mayor oferta genuina de divisas. La carga fiscal es ya demasiada pesada para el sector privado y los reintegros a las exportaciones son apenas un paliativo, que ahora quedan en una expresión limitada.
La eliminación del Fondo Federal Solidario es una decisión de sesgo unitario ya que centraliza recursos que se distribuían a provincias y municipios para obras de infraestructura, tan necesarias en el interior profundo. El aporte que hacen las provincias productoras de soja y subproductos a través de los derechos a la exportación ahora se concentrarán y distribuirán en su totalidad de forma discrecional por el Estado Nacional.
La Agroindustria y el Campo han sido los principales generadores de divisas e ingresos para la economía. Durante el período 2002-2017 el complejo agroalimenticio ha aportado en concepto de derechos de exportación USD 86.450 millones, mientras que el resto de los sectores económicos aportaron USD 33.070 millones.
En base a lo anterior, es importante aclarar que la Agroindustria y el Campo siguen realizando un aporte colosal con los derechos a la exportación que recaen sobre el complejo sojero. Entre 2018 y 2019 aportará USD 7.100 millones, el equivalente a más del doble de lo necesario para cubrir los subsidios para el transporte público de todo el país por dos años. Hay todavía quienes ligera e irresponsablemente esgrimen que a nuestro sector se le dio todo y que porque ha habido una importante devaluación ahora es necesario pedirle un sacrificio adicional. Los números anteriores muestran claramente la contribución de la Agroindustria y el Campo a la economía argentina.
Como decíamos, la Bolsa de Cereales de Córdoba acompaña y apoya al Gobierno Nacional en su lucha por erradicar el déficit fiscal, pero dicho objetivo debe lograrse sin tener en cuenta expectativas electorales de corto plazo, teniendo el coraje cívico de asumir los costos políticos de las decisiones económicas que pueden ser dolorosas a la vista de la opinión pública y no recurrir permanentemente a quienes día a día hacen su trabajo de manera competitiva, eficaz y eficiente, en particular el complejo agroalimentario argentino, principal generador de ingresos, empleo y divisas del país.