“Tradicionalmente la ganadería en la región de la Cuenca del Salado bonaerense se ha caracterizado por sus sistemas de cría y engorde a pasto. La base del proceso productivo ha sido la cría, articulada con invernada, o agricultura en aquellos suelos en que era viable una producción mixta. Sin embargo frente a la expansión agrícola los productores replantearon el modelo ganadero incorporado la agricultura en sus mejores suelos, desconociendo la sustentabilidad de esos ambientes”, indica el informe del INTA.
Y continúa: “Este proceso de conversión de los sistemas agrícolas hacia la agricultura fue un factor que potenció la degradación física del suelo, que se vincula a una serie de microprocesos que alteran el espacio libre ‘poroso’ que el suelo tiene para que se pueda ‘mover’ el aire y el agua en él. Estos procesos pueden ocurrir a nivel de superficie del suelo o subsuperficialmente, con la compactación de sus capas, sellamiento de la superficie del suelo y costras”.
Frente a estos cambios en los sistemas productivos de la región, y teniendo en cuenta que estudios edáficos han demostrado que “la densidad aparente y la porosidad pueden ser alteradas por el pisoteo animal y el paso de maquinaria, determinando la compactación del suelo a diferentes profundidades, afectando el crecimiento radicular”, desde la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA se realizaron trabajos para “evaluar la evolución en las propiedades físicas en suelos bajos”.
La experiencia contempló la rotación agrícola, mixta y ganadera intensiva, manteniendo como testigo un campo natural ubicado en el Partido de Ayacucho, sobre un lote dominado por un suelo “bajo dulce”, con 20% de “bajo alcalino” durante el término de seis años.
Durante los tres primeros ciclos productivos, 2011/12, 2012/13, 2013/14, en otoño se muestreó el suelo para registrar la densidad aparente, la porosidad, el agua en el espacio poroso, el contenido hídrico del suelo y la resistencia a la penetración.
Con el seguimiento de la evolución de las propiedades físicas del suelo los técnicos del INTA Cuenca del Salado notaron que “las propiedades físicas mostraron una escasa variación entre rotaciones y campo natural en suelos bajos de la Cuenca del Salado, considerando una excepción la situación del campo natural en el tercer ciclo”. Sin embargo destacan que “el agua en el espacio poroso y el porcentaje de contenido hídrico del suelo revelaron una mayor acumulación de agua en suelos bajo rotaciones, que en el campo natural”. Esto, según explican los especialistas del INTA “beneficiaría a los cultivos de verano, pero también facilitaría al encharcamiento y/o escurrimiento a otros sectores del relieve, especialmente en invierno”.