Las plantas pueden sufrir situaciones que afecten su salud si enfrentan momentos en que las condiciones en las que se desarrollan cambian abruptamente.
Según el asesor en nutrición de cultivos de “AgroEstrategias Consultores”, Wenceslao Tejerina (Foto), hay dos tipos de estrés que pueden sufrir las plantas: los bióticos, causadas plagas, malezas o enfermedades, y los abióticos, ocasionados por radiación, temperatura, heladas o fitotoxicidad.
“Es interesante indagar y entender cómo afecta el estrés abiótico a los cultivos, porque si logramos mitigar estos daños, el potencial para ganar rendimiento y mejorar la rentabilidad es muy grande”, remarca Tejerina.
En casos de estrés abiótico extremo como una fuerte sequía no hay mucho por hacer desde el punto de vista técnico, pero si las situaciones no son tan complicadas.
“Hay hormonales, con micronutrientes, aminoácidos, ácidos húmicos y fúlvicos, fertilizantes foliares, microbiológicos, que apuntan justamente a trabajar y ayudar a la planta a superar ese estrés abiótico”, insiste el técnico.
Opciones “antiestrés”
Rafael Olivella, Coordinador Técnico para las regiones Centro, Pampa Húmeda y Buenos Aires Sur de Stoller Argentina & Uruguay, uno de esos productos es “Bio Forge Advance”.
Es un fertilizante líquido que estimula el crecimiento y desarrollo de la planta bajo condiciones de estrés.
Dependiendo del cultivo y del daño relevado, la dosis ronda entre 1 y 1,2 litros por hectárea. Los ensayos realizados por Stoller han demostrado una recuperación del 9% del rinde que podía perderse por estrés término y del 15% en cultivos afectados por granizo.
Por su parte, Olivella menciona además que, en situaciones en que el daño por estrés fue detectado muy tarde, se recomienda la aplicación de Stimulate, un biorregulador formulado con tres hormonas fundamentales (citoquinina, auxina y giberelina) que ayudan a la generación de nuevas ramificaciones, a un mayor enraizamiento y a apalancar los mecanismos de crecimiento balanceado de la planta.