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Triquinosis: una amenaza a la salud, sin dejos comerciales

A un paso de ser declarados país libre de Peste Porcina Clásica La excelencia sanitaria que está a punto de obtener la Argentina no alcanzará para eclipsar una histórica deuda con la población. Otra dualidad agroalimentaria.

A un paso de ser declarados país libre de Peste Porcina Clásica La excelencia sanitaria que está a punto de obtener la Argentina no alcanzará para eclipsar una histórica deuda con la población. Otra dualidad agroalimentaria.
infocampo

Mientras la Argentina está a un paso de ser declarada libre de Peste Porcina Clásica (PPC), una enfermedad que no se transmite al humano, pero que encorseta cualquier pretensión exportable de los productores locales, existe otro gran “demonio” entre los músculos de los cerdos nacionales, la triquinosis, que sí aqueja a la población, pero que no limitaría demasiado las colocaciones.

Por paradójico que suene, la realidad es que las exigencias de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE), en este caso, no se condicen del todo con los requerimientos sanitarios mínimos para la alimentación humana.

La cruda realidad es que la apertura de nuevos mercados para los porcinos “dependerá de que demostremos que somos libres de PPC y otras enfermedades exóticas, que no se registran en nuestro país”, dijo a Infocampo Daniel Belgrano, responsable del Programa de Enfermedades de Porcinos del Senasa, quien agregó que para otras dolencias, como la triquinosis, tuberculosis y Aujeszky (que tampoco se transmite al humano), bastará con la certificación de predios libres.

De hecho, la Argentina, con 2,3 millones de cerdos, ya cuenta con 27 establecimientos libres de Aujeszky y brucelosis, lo que significa que el control sanitario “ya está encaminado”, remarcó Belgrano.

El especialista del Senasa puntualizó que desde el organismo sanitario se trabaja en primer lugar en la erradicación definitiva de la PPC (por su claro impacto comercial), después en la eliminación del Aujeszky y tercero, la triquinosis “a través de la determinación de predios libres, a partir de una serie de acciones sanitarias, como ser el hecho de que cada vez que se manda a faena se le realizará la digestión enzimática y además los diagnósticos de inmunoensayos, o sea test de Elisa”.

No obstante este orden de prioridades, Belgrano anticipó a Infocampo que el Senasa elaboró un programa marco de control de la triquinosis -que se elevaría en los próximos días a Agricultura-, con el claro objetivo de que “no haya más casos humanos”, y recordó que ésta es la enfermedad “más dificultosa para erradicar”.

La preocupación no es menor, pero la realidad es que “desde hace muchos años que se registran focos de triquinosis en todo el país y los problemas de erradicación están ligados a una cuestión cultural”, dijo con cierto halo de preocupación el especialista.

Belgrano aclaró que el éxito de la lucha contra la triquinosis “está supeditado al interés de los municipios, porque la mayor casuística se da en la faena doméstica, y el control de los diagnósticos de estas prácticas depende de las municipalidades”.

El responsable de porcinos del Senasa puntualizó que la lucha contra la enfermedad -según el programa marco elevado a la Secretaría- dependerá “sí o sí de la realización de diagnósticos preventivos, que no son caros. El objetivo es que el productor de la faena casera lleve la muestra al municipio y haga los análisis pertinentes”.

Ante tan claro panorama, la iniciativa del servicio sanitario está analizando la viabilidad de que los municipios “realicen el análisis en forma gratuita, para estimular al pequeño productor. Además, el proyecto prevé que en caso de que el test dé positivo, la municipalidad otorgue una indemnización por ese cerdo faenado”.

Las estadísticas del Senasa indican que en el año 2003 se registraron 25 focos y 282 casos humanos de contagio con triquinosis, mientras que en 2004 los episodios se redujeron a 15 y las personas enfermas fueron 120, en una tendencia decreciente, basada en el trabajo conjunto con veterinarios y autoridades regionales.

Por otra parte, los datos puntualizan que el 70% de los focos se registra en la provincia de Buenos Aires “y tenemos partidos que año tras año repiten los episodios”, aclaró Belgrano.

Para demostrar que la historia es una verdadera precursora de la actualidad y dejar en claro la urgente necesidad de garantizar a la población de este país líder en provisión agroalimentaria, como es la Argentina, la inocuidad alimentaria de lo que consumen sus habitantes, sólo basta retrotraerse un semana y ubicarse en Santiago del Estero, donde el rifle sanitario puso fin a un foco de 40 animales.

Seguramente, no serán los números los alarmantes, ni tampoco el impacto económico de las pérdidas los que completen la ecuación matemática que lleve a las autoridades a ponerle el gancho a una más que viable solución para esta insania a la que ya nos estamos acostumbrando.

Concienciar para alimentar

Evidentemente, la mejor forma de empezar esta larga campaña de concienciación es reiterar una vez más las formas de contagio de la triquinosis, como ser la propagación entre animales por el canibalismo, los roedores o la ingesta de basura, algo muy típico en amplias regiones del país.

Quizá sea la pobreza o la incultura lo que lleva a que muchos pequeños productores alimenten a sus animales con desechos potencialmente contagiados y luego los faenen, sin que medie un mínimo análisis sanitario.

La infección de los animales ocurre por la ingestión de tejido muscular que contiene larvas enquistadas. “Este es un factor limitante en la cadena de la enfermedad ya que solamente los animales carnívoros y omnívoros son normalmente infestados”, se explica en un documento sobre porcinos del Senasa, donde también se aclaran las variables culturales como talón de aquiles del éxito de la erradicación definitiva a nivel país.

Por ser una enfermedad en general asintomática, la detección temprana -antes de que se infecte todo el rodeo es impracticable, a menos que sea por métodos científicos- resulta prácticamente imposible.

Sólo en “infecciones masivas, el cerdo puede manifestar anorexia, dolor muscular, particularmente de las patas traseras y enflaquecimiento progresivo, pero en el hombre la enfermedad se manifiesta por una fase intestinal caracterizada por una gastroenteritis”, alerta el Senasa.

El organismo sanitario amplió que en los humanos también “hay fases musculares que cursan con mialgias y edema de los párpados superiores, cefalea, sudoración y escalofrío”, sin descartar que se llegue a la muerte.

“Hay que imprimir coherencia en el cuerpo legislativo para que se aplique a todos los aspectos de la producción porcina y de alimentos desde ‘la granja al consumidor’, tanto en los métodos de producción y de transformación de los alimentos como en los controles necesarios para garantizar el respeto de normas de seguridad aceptables”, reza el texto del programa marco que se presentará en Agricultura. La teoría es más que acertada

Por Marianela Garbini

Redactora de Infocampo

mgarbini@infobae.com

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