En trigo y cebada, existen patógenos asociados a la semilla que pueden afectar la implantación, el crecimiento y normal desarrollo del cultivo, lo que deriva en grandes pérdidas hacia el final de la campaña. Carbones, manchas foliares y fusariosis son algunas de las enfermedades que se pueden desarrollar si no se prevé una estrategia de protección a tiempo. Ultimamente también se vieron ataques tempranos de royas que obligan al productor a hacer un control temprano con fungicidas foliares. Por eso, los especialistas del sector insisten y recomiendan aliarse con herramientas adecuadas que protejan los cultivos desde el inicio de la campaña.
De esta forma, distintos ensayos realizados por científicos de diferentes zonas de Buenos Aires buscan demostrar que el tratamiento del cultivo desde la semilla es beneficioso para el buen desarrollo de la planta. Así, miembros del Laboratorio Agrícola Río Paraná, científicos del INTA EEA Bordenave y del Laboratorio de Fitopatología del Instituto Fitotécnico de Santa Catalina realizaron cuatro investigaciones por separado, donde el objetivo principal fue ver cómo reaccionaba el cultivo a partir de la aplicación de fungicidas para el tratamiento de semillas en trigo y cebada.
Mercedes Scandiani y Manuela Gordó, miembros del Laboratorio Agrícola del Río Paraná, lideraron la investigación en donde se buscó determinar la performance de Kit Sistiva® de BASF en ambientes con alta concentración de Fusarium graminearum durante agosto del 2019.
De acuerdo con el informe presentado, “se sembraron semillas en macetas y se inocularon con una cepa de Fusarium graminearum perteneciente a la colección interna del laboratorio, que incubaron en cámara de crecimiento durante 21 días después de la siembra”. Como resultado, “se observó un control eficiente y eficaz de Fusarium graminearum en el tratamiento de Kit Sistiva, tanto en el cultivo de trigo como en cebada”.
Por su parte, el equipo del INTA EEA Bordenave, liderado por el Ing. Agrónomo y Magíster en Ciencias Pablo Campos y su ayudante técnico Mauro Desch, llevaron a cabo un trabajo en el que evaluaron tres tratamientos de semillas en la variedad DM Algarrobo, entre ellos Kit Sistiva® (Fluxapyroxad 33% 75ml/100 kg y Triticonazole 10% 25 ml/100 kg de semilla) y otros dos competidores del mercado.
Los tratamientos se sembraron en macetas, que luego se colocaron en invernadero bajo condiciones de humedad y temperatura propicias para el desarrollo de la Roya estirada. A partir de esto, luego de la emergencia del cultivo se realizaron inoculaciones semanales de Roya estirada con una de las razas más virulentas del patógeno, la YR 18-121. De esta forma, luego de cada inoculación se dejó cumplir el ciclo de la enfermedad durante 15 días para ver qué resultados arrojaba el estudio.
Según el informe presentado, al finalizar “se observó una mayor residualidad para el control de Roya amarilla correspondiente al tratamiento de Kit Sistiva®”. Asimismo, “los valores de severidad fueron los más bajos en los diferentes momentos de evaluación y correspondieron con los más bajos tipo de infección. Este dato es importante ya que los niveles bajos de infección representan menor esporulación y con el consiguiente menor aporte de esporas para producir reinfecciones en el cultivo. Teniendo en cuenta que las royas son enfermedades policíclicas esta característica es de suma importancia”.
Además, el equipo del INTA EEA Bordenave desarrolló otro ensayo que se formuló de forma similar al de la Roya estirada, pero en este caso se analizó el comportamiento del patógeno causante de la Roya de la hoja. En conclusión, “al igual que con la Roya amarilla, se observó una mayor residualidad para el control de la Roya de la hoja en el tratamiento de Kit Sistiva®”. Además, “los valores de severidad fueron los más bajos en los diferentes momentos de evaluación y correspondieron con los más bajos tipos de infección, lo que representa menor esporulación, con el consiguiente menor aporte de inóculo para producir reinfecciones en el cultivo”.
El último trabajo de investigación llevado a cabo fue el de la Dra. Marta Mónica Astiz Gassó, del Laboratorio de Fitopatología del Instituto Fitotécnico Santa Catalina, en el que tuvo como objetivo evaluar la eficiencia de formulados de BASF para el control del Carbón volador de la cebada. Para este ensayo, se llevaron a cabo trabajos de laboratorio y a campo para determinar el grado de infección de Ustilago nuda en plantas de cebada, el patógeno causante la enfermedad mencionada.
Para la primera parte en laboratorio, “se evaluaron las semillas a utilizar en la siembra del ensayo”, mientras que para el campo experimental “las semillas analizadas anteriormente para el Carbón volador de la cebada fueron tratadas con productos por BASF previo a la siembra a campo, donde se realizó siembra aplicando un diseño experimental de bloques completamente aleatorizados”. Para el segundo experimento, se utilizaron cuatro tratamientos: Kit Sistiva®, Kit Sistiva® + Polímero, Exp. BASF y Testigo. Al finalizar, según el informe, se concluyó que “los productos aplicados de BASF fueron eficientes y eficaces para el control del Ustilago nuda” y, además, “se registró un aumento del rendimiento de entre 500 a 800 kg/ha”.
El fungicida curasemillas Kit Sistiva® de BASF, utilizado por los científicos en los diversos ensayos, es una solución para el tratamiento de semillas de trigo y cebada que brinda protección prolongada contra las enfermedades, disminuyendo su incidencia en el cultivo hasta 45 días y la severidad hasta los 60 días desde la emergencia. “Este producto no solamente controla de manera eficiente y eficaz los principales patógenos asociados a la semilla de trigo y cebada cómo lo son las manchas, carbones y fusarium, sino que además protegen a las plantas ya emergidas de otros patógenos dispersados por el viento cómo lo son las royas brindando una residualidad diferencial frente a otras opciones del mercado”, explica Pablo Ramírez D’Auria, Gerente de Tratamiento de Semillas de BASF. “Esa protección prolongada dentro del cultivo lo posiciona como una estrategia de manejo muy importante ante escenarios como los de las últimas campañas, en donde ataques tempranos de enfermedades anticiparon las primeras aplicaciones foliares. Partir con un tratamiento de semillas que nos brinde una protección inicial luego de la emergencia, nos permite controlar las primeras infecciones del cultivo y por lo tanto, disminuir el inóculo responsable de las reinfecciones”, agrega.
“Cada año, desde BASF invertimos en investigaciones que nos ayuden a determinar cómo controlar y erradicar a las enfermedades que solemos ver en estos cultivos. Creemos que es muy importante generar soluciones que le ayuden al productor agropecuario a afrontar los desafíos que puedan surgir en sus campos y que mejoren el desempeño del cultivo desde la semilla”, explica Pablo. “Queremos estar presentes acompañándolos durante todas las etapas de su campaña, desde la siembra hasta la cosecha”, finaliza Ramírez D’Auria.