La siembra de trigo para la campaña próxima a comenzar alcanzaría una superficie de 5,9 millones de hectáreas, la misma que el año pasado, según la primera proyección dada a conocer por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Esta cifra significa una baja del 6,9% en comparación con el promedio de las últimas cinco campañas.
Pese a que la oferta de agua abundante tras las fuertes lluvias significan un escenario agronómico favorable para el cereal como nunca tuvo en las últimas cuatro temporadas, el área triguera por ahora no tendería a crecer producto que los números no cierran para el cereal.
De allí el repetido reclamo de que se eliminen las retenciones que pesan sobre el mismo, para impulsar su implantación de manera masiva.
El trigo 2024/25, sumido en la incertidumbre: “En este contexto, no soporta retenciones”
EL TRIGO, CON EL CLIMA A FAVOR
En su informe de precampaña de trigo, la Bolsa porteña afirma que durante las últimas seis semanas estuvo relevando la intención de siembra y encontró un “elevado nivel de incertidumbre” en los resultados preliminares.
Esto, como se mencionó, pese a que “la situación actual se sitúa, a diferencia de las últimas tres campañas, frente a un escenario agroclimáticamente favorable para la siembra”.
En concreto, las lluvias abundantes ocurridas durante marzo y abril sobre toda el área agrícola, si bien han dificultado las labores de recolección de cultivos de gruesa, permitieron la recuperación al menos parcial de las reservas del perfil.
“Esta recuperación apuntala la intención de siembra del cereal fundamentalmente sobre el margen oeste del área agrícola, donde la sucesión de temporadas invernales secas impactó negativamente causando, no solo una fuerte retracción del área sembrada desde la campaña 2021/22, sino también una considerable caída en la performance del cultivo, provocando mermas en la producción de hasta un 35% en la campaña 2022/23”, repasa la entidad.
Y agregó que, sumado a ello, ciertas cuestiones de manejo (rotación de cultivos, preservación del suelo, control de adversidades biológicas y economía del agua) y la necesidad de refinanciamiento a partir de la siembra de un cultivo que pueda cumplir un doble propósito (cosecha de grano comercial o consumo como recurso forrajero), son otros de los factores que, en segunda instancia, también actúan a favor de la intención de siembra de trigo.
EL TRIGO, CON LOS NÚMEROS EN CONTRA
Sin embargo, hay otros factores a considerar que tienden a frenar dicha intención. “A pesar de la considerable mejora en las reservas del perfil, la previsión de un año atravesado por el fenómeno La Niña, lleva a muchos productores a optar por realizar barbechos largos, con el objetivo de reservar la humedad almacenada recientemente para los cultivos de gruesa del próximo ciclo”, advierte la Bolsa.
Pero lo más importante es que el marco económico establece algunos obstáculos a la hora de definir el planteo productivo del cereal.
A poco de salir a la cancha, el trigo enfrenta un panorama negativo en los números
Puntualmente, los costos elevados de los insumos, dados los precios del cereal, comprimen los márgenes proyectados afectando la competitividad del cultivo.
Respecto a los costos de producción, los precios de los insumos se han mantenido estables o incluso han experimentado incrementos respecto al año previo, lo cual ha resultado en un deterioro de las relaciones insumo producto. pic.twitter.com/IksshipbSz
— Bolsa de Cereales ETyM (@BolsadeC_ETyM) April 17, 2024
“En consecuencia, tras la recopilación de los datos más relevantes que delinearían la intención de siembra para el próximo ciclo, se observa una posible estabilidad en el área de siembra del trigo, igualando las 5,9 millones de hectáreas alcanzadas durante el ciclo anterior, quedando este valor supeditado a la evolución de las variables no solo climáticas, sino principalmente de las económicas de aquí hasta el momento de comenzar con las labores de implantación”, completa el documento.