De hecho, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires calificó, al 10 de noviembre, que los plantíos en condiciones de “buenos a muy buenos” son el 56,7% del total de área a cosechar, unas 5,28 millones de hectáreas, cuando a comienzos del mes pasado se incluía sólo el 46% en esta categorización.
Este recupero se reflejó en la estimación de cosecha de la entidad que proyectó el mayor volumen, ubicado en 13,80 Mt, mientras que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (Usda) lo mantuvo en 13,25 Mt y la Sagpya lo ubica al 15 de noviembre en 13,60 Mt.
Los consultores privados se mantienen dentro de estos rangos. Así lo informaron en Granar SA y en Agropuerto, donde señalaron que su estimación se realiza sobre la base de la Sagpya y de acuerdo con los datos de sus clientes. En LBO Sociedad de Bolsa SA, en cambio, proyectan un escenario más favorable. “Por el comentario de nuestros clientes los rindes que están saliendo en la zona de Las Rosas, Las Parejas y Cañada de Gómez (Santa Fe) se ubican entre los 3.000 y 4.000 kg/ha con trigos de buena calidad, cuando se esperaba entre 2.000 y 3.000 kg/ha. Creemos que la estimación nacional podría estar entre las 13,50 y 14 Mt, aunque todavía falta el centro y sur bonaerense, que define la cosecha”, sostuvo Daniel Más, analista del mercado granario.
Los resultados que se auguran para esta campaña son todavía más auspiciosos, si se tiene en cuenta la fuerte seca que se prolongó durante cuatro meses y castigó duramente a los cultivos, sobre todo en el norte del país.
El clima, los rumores de intervención oficial sobre el mercado (que empezaron a mediados de mayo) y la incertidumbre en el precio generaron un clima poco propicio para la siembra, que se redujo entre un 5% a un 30%, según las zonas, respecto de la intención de siembra original, a excepción de Entre Ríos, donde se incrementó en un 36,25% debido a los interesantes rindes logrados en el ciclo anterior (3.000 kg/ha vs 2.100). Al final el área nacional fue sólo 80.000 hectáreas más grande que las 5,2 millones implantadas en 2005.
Infocampo consultó a productores y técnicos de las Estaciones Experimentales del Inta Oliveros, Manfredi, Bordenave, Balcarce y Paraná que diagnosticaron cómo viene la situación en su área de influencia.
Horacio Barifi, a cargo de Mejoramiento de Trigo en Balcarce, señaló que los cultivos en el sudeste bonaerense están en muy buen estado y que se observó un buen nivel tecnológico. El área implantada cayó entre un 5 a un 10% (se sembraron entre 700.000 a 900.000 ha, un 60% en siembradirecta) porque los precios de los arrendamientos están motorizando la siembra de soja de segunda, que se complementa muy bien con la cebada como antecesora (con variedades que tienen altos rindes) y colza, en menor medida. Las semillas de Nidera lideraron en esta área con un 60%, y el restante lo coparon Buck, Klein e Inta. “La aplicación de insumos fue muy alta. Se agotaron los fungicidas y se utilizaron también variantes de fertilizantes líquidos y combinados, dijo Barifi.
También en Azul se extendieron las opciones que trae la soja de segunda. “Un porcentaje de las 55.000 ha destinadas al trigo en esta zona fueron para cebada, ya que se puede cosechar 15 o 20 días antes y el margen de ambos cultivos mejora el negocio y permite en muchos casos arriesgarse y afrontar alquileres elevados. Además de la política del gobierno que no permite que los aumentos del precio internacional puedan ser captados por el productor”, coincidieron Bernardo Alemann, productor, Mariano de la Vega, asesor, y Juan Bazzano, de Rindes & Cultivos Das, de Azul.
En el Inta Oliveros (Sta. Fe) informaron que se sembró un 10% menos; la superficie este año alcanza las 250.000 ha y los resultados de los primeros lotes son dispares. Algunos logran 4.000 kg/ha y otros entre 1.500 y 2.000 kg/ha. “El 50% de la cosecha pasada superó los 3.500 kg/ha, pero no creo que este año lleguemos a eso. Aunque en algunos departamentos, como el de General López, llovió mucho y se esperan altos rindes”, comentó Julio Castellarín, investigador en manejo de cultivo de trigo. Con respecto a la sanidad dijo que se fumigaron algunos cultivares, pero que no hubo gran presencia de enfermedades. La cobertura se realizó con materiales de Nidera (Premiun 13), Onix de Don Mario y ACA, principalmente. El 95% se hizo en siembra directa.
En el área de influencia a Bordenave (sudoeste de Bs. As.) se repiten los resultados desparejos. Jorge Couderc, coordinador del RIAP en esta experimental, explicó que la distribución irregular de las lluvias se manifiesta en lotes con cultivos en muy buen estado y otros con baja densidad de plantas.
Del millón de hectáreas se sembró entre 10% a 15% menos, sobre todo en la zona lindera a La Pampa, donde más se sintió la seca. “Hay pérdidas irrecuperables porque hay espigas más chicas y hubo problemas de nacimiento porque no llovió entre abril y septiembre. Después se reanudaron las lluvias y mejoraron las condiciones”, dijo Couderc y agregó que una primera aproximación de rindes se ubicaría entre 1.500 y 2.000 kg/ha, pero es arriesgado hacer una estimación a un mes y medio de cosecha”.
El peor panorama lo trazaron desde el Inta Manfredi (centro -norte de Córdoba) donde la siembra cayó de 900.000 hectáreas a 700.000. “Quedaron lotes sin sembrar, porque el productor que tenía 100 mm en el perfil, no se animó. Hasta el momento se cosecharon lotes de 700 kg/ha. Habrá trigos de hasta 1.500 kg/ha. en los campos bien manejados, con rotación y que recibieron lluvias aisladas. El promedio histórico en la zona se ubica entre 2.300 y 2.500 kg/ha”, describió Federico Piatti, del área de mejoramiento vegetal. No obstante, no todos los plantíos corren con esta suerte. Los que se sembraron en junio, recibieron lluvias y tendrán una mejor perspectiva”.
En Entre Ríos, Osvaldo Paparotti, del Inta Paraná, dijo que al igual que en Córdoba, las lluvias abundantes de junio coincidieron con la siembra de ciclos intermedios y cortos, por lo tanto serán los más beneficiados. Se fertilizó el 71% de la superficie estimada en 285.740 hectáreas.
Alexia Gimenez
agimenez@infocampo.com.ar
