La fuerte suba del maíz sucedida en las últimas semanas, como consecuencia de la invasión de Rusia en Ucrania, está provocando un deterioro en los márgenes de las granjas porcinas argentinas, según advierte un informe de los economistas Juan Manuel Garzón y Lucia Buchaillot del Instituto de Estudios de la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea.
Es una mala noticia que corta la buena racha con la que se había iniciado 2022: según el reporte, todos los modelos de granjas porcinas relevados (nueve casos teóricos, en función de su eficiencia productiva), tuvieron un primer bimestre mejor que el mismo período de 2021.
Pero luego llegó el conflicto bélico en el Mar Negro y a partir de entonces los números volvieron a empeorar para la cadena del cerdo.
Evolución
Según Garzón y Buchaillot, “los resultados de comienzo de año en materia de márgenes económicos fueron más exitosos que los de inicios del año 2021”.
Por ejemplo, en el caso particular de una granja de eficiencia baja –tanto en conversión de kilos de maíz en carne, como en términos de cantidad de kilos de capones generados por madre–, tuvo entre enero y febrero un margen positivo promedio de $ 9,7 por kilo producido. Un año atrás, el saldo era negativo.
En tanto, una granja de eficiencia “media” tuvo en los primeros dos meses del año un margen neto promedio de $ 33,6 por kilo vendido, contra $ 21,7 (a precios constantes) de 2021.
Mientras que en un establecimiento de eficiencia alta, la ganancia trepó de $ 38,5 el año pasado a $ 49,3 en el inicio del actual ejercicio.
Variables
De acuerdo con los investigadores del IERAL, esta leve mejora de los márgenes se explica fundamentalmente por el precio del capón, que aumentó en términos reales más que los costos.
“En febrero, los costos medios de las granjas se ubicaron entre 44% y 45% por encima de los valores del mismo mes del año pasado en términos nominales, y entre 5% y 5,5% por debajo en términos reales (los costos ajustando menos que el nivel general de precios de la economía)”, afirma el estudio.
Los costos de sanidad e inseminación y de energía lideran son los que más aumentaron, con subas reales de 9% y 1%, respectivamente. Por el contrario, los de alimentación, que son claves para la ecuación de los establecimientos, muestran un ajuste en términos reales de un 4%.
Por su parte, los ingresos por ventas crecieron más que los costos totales, de la mano de un aumento de un 50% en términos interanuales del precio del capón.
Cambio de tendencia
El problema ahora, vale insistir, es el aumento del maíz. “Con la importante suba de precios de granos observado desde mediados de febrero a la fecha (por encima del 20% en el caso del maíz), en un contexto de precios estabilizados del capón (o incluso levemente decrecientes), los márgenes de todas las granjas se han deteriorado en las últimas semanas”, subrayan Garzón y Buchaillot.
Y completan: “De acuerdo a estimaciones preliminares, (los márgenes) habrían pasado a terreno negativo en el segmento de establecimientos que combinan baja eficiencia reproductiva con baja eficiencia de conversión alimenticia”.