En los años ’70, el vino era protagonista de la mesa diaria, las fiestas y las salidas de los argentinos de todas las clases sociales. En ese entonces, el consumo anual de vino por habitante en el país, era de 90 litros; hoy, cada argentino toma apenas 22 litros al año. Una caída significativa.
La medición de febrero de 2017, indicó que Argentina consumió 57 millones de litros de vino, lo que representa un descenso del 14% respecto del mismo mes de 2016. El 79,3% de dicho consumo es del tipo “sin mención de varietal” y el 17,61% de tipo “varietal”, según informó la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (ACOVI).
En tanto, el consumo interno de vino de origen mendocino, según datos disponibles al mes de diciembre de 2016, bajó un 11,2%, con respecto a igual mes de año anterior, alcanzando los 57,3 millones de litros, de los cuales, el 73,1% corresponde al tipo “sin mención varietal” y el 19,4% a “varietal”.
Y la caída, se agudiza. Por caso, los despachos al consumo interno anual de vino (medidos a febrero) pasaron de 68, 92 millones de litros en 2015 a 65,89 millones en 2016 y 56, 67 millones en 2017, según el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y el Observatorio Vitivinícola Argentino.
Mientras el consumo interno de vino sigue cayendo, el de cerveza aumenta notoriamente. Esta situación, se repite en otros países: donde anteriormente se tomaba más vino que cerveza, actualmente, la cerveza gana la pulseada. España, Italia y Francia, son algunos de ellos, contó Eduardo Sancho, presidente de ACOVI a Infocampo en Mendoza. Pero, sorprendentemente, también se observa la tendencia inversa, es decir, en aquellos lugares donde se solía beber más cerveza, hoy se consume más vino. Países como China, Inglaterra y Australia, por ejemplo, han incrementado el consumo de vino (ver gráficos).
El año pasado, por caso, la caída en el consumo de vino fue del 10% debido al aumento de su precio.
En agosto de 2013, se celebraba la oficialización de la Ley 26.870 que declaró al Vino Argentino, Bebida Nacional, ya que representaría beneficios directos al producto y beneficios indirectos a toda la cadena. Difusión de las características culturales de la producción, elaboración y consumo del vino argentino; promoción e identificación; presencia del vino argentino en eventos oficiales; divulgación de los paisajes vitivinícolas; revalorización de los recursos humanos asociados a la producción desde el viñedo hasta la comercialización, son algunas delas acciones que implicaba esta ley y que, se esperaba, promoverían su consumo y exportación. Todavía falta mucho.
En contraposición, la Ciudad de Buenos Aires sancionó y reglamentó la Ley 5708 que prohíbe la publicidad y promoción de las bebidas alcohólicas en la vía pública y que pone en el mismo nivel al vino respecto al resto de las mencionadas en la Ley. Ante esto, La Corporación Vitivinícola Argentina presentó el recurso de inconstitucionalidad ya que se opone a la Ley 26.870, y legisladores de las provincias vitivinícolas manifestaron y comprometieron su apoyo a la acción de la Coviar.
Así las cosas, si usted disfruta de la Bebida Nacional argentina, puede hacer su aporte: “¡Tómese otra copa, otra copa de vino!” y contribuya responsablemente, saludablemente y felizmente, a la recuperación de su consumo. Hay para todos los bolsillos y todos los gustos.
Por Kitty Vaquero
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