Los “farmers” australianos no salen aun de su asombro, luego de que una noticia amenazara uno de los agronegocios más lucrativos que tienen con los chinos, en un contexto de con crecientes tensiones comerciales y una probable investigación internacional sobre los orígenes de COVID-19.
El gigante asiático quiere imponer un arancel del 80 por ciento a la cebada australiana, con el objetivo de bloquear la venta australiana, una decisión que podría costar a los agricultores australianos cientos de millones de dólares.
En respuesta, el gobierno australiano se opone con vehemencia y contraataca comunicando que irá a la Organización Mundial de Comercio ante esta inesperada situación, dio a conocer la agencia internacional de noticias Reuters.
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Esta disputa sucede en un momento clave para la siembra de cebada, tanto en Australia como Argentina. Productores australianos y argentinos compiten al mismo tiempo por la producción de estos cultivos y esta competencia comercial aumentó en las últimas campañas debido el país de Oceanía redujo su producción de cereales de invierno, a partir de las consecutivas sequías. Esos espacios comerciales, en muchos casos, los ocupó la producción argentina.
Bajo este contexto, los chinos introducen dos aranceles a la importación de cebada australiana a partir del 19 de mayo: uno por “dumping”, por 73,6 por ciento, porque afirma que Australia vendió cebada a China por más barato de lo que costó cultivarla. Y el otro arancel, por 6,9 por ciento, se debe a que China afirma que los agricultores australianos están subsidiados por el gobierno australiano para cultivar sus cultivos.
China anunciará derechos antidumping y antisubvenciones por un total de 80.5% sobre las importaciones australianas de cebada a partir del 19 de mayo, dijo el ministro de Agricultura, David Littleproud, en declaraciones que hizo a Reuters.