En vacas destinadas a tambos, con altos niveles de producción y suplementación con base pastoril, uno de los problemas más comunes que se presentan es el ajuste de los parámetros nutricionales.
“En rodeos con una producción diaria de más de 20 litros es fundamental la correcta administración de proteínas dietarias”, sostuvo el médico veterinario Claudio Cabral.
El veterinario explicó que cuando se le suministran a los bovinos un exceso de proteínas solubles, en el proceso de degradación de la proteína se forma amoníaco.
“El exceso de este tipo de proteínas hace que, en este proceso, el animal gaste mucha de la energía que consume, porque debe transformar ese amoníaco en urea”, aclaró.
Este amoníaco pasa a la sangre, y, como es tóxico, es captado por el hígado y transformado en urea.
En este proceso de transformación, que se desarrolla en el hígado, el animal pierde eficiencia. Cabral manifestó que los altos niveles de urea en sangre afectan al útero y producen disminución de la fertilidad, índice que puede llegar al 20%. “Existe una relación directa entre los índices de urea en sangre y los porcentajes de fertilidad”, sostuvo el profesional.
Los efectos de este proceso pueden dividirse en dos partes. Por un lado, las consecuencias productivas generadas a nivel industria, y a nivel productor. En el primer ítem, una elevada presencia de urea en sangre significa una disminución del rendimiento industrial de leche por el aumento del nitrógeno no proteico. A nivel del productor, en tanto, las consecuencias son disminución de fertilidad, menor producción de leche, originada en el gasto energético causado por la transformación de amoníaco en urea, y mayor costo de la ración, por exceso de proteína. “La urea se disemina rápidamente en los espacios con agua en los tejidos corporales, y pasa de la sangre a la leche”, destacó Cabral.
El veterinario explicó que otra de las consecuencias visibles, en rodeos con altos niveles de urea, es el aumento en los porcentajes de mastitis, y de niveles de células somáticas.
Para disminuir esta incidencia existen dos caminos. En primer lugar, se debe incorporar en la dieta del rodeo lechero un porcentaje de proteínas pasantes:
“Este tipo de proteínas pasa a través del rumen, sin ser degradado por las bacterias ruminales; de este modo se produce un ahorro de energía”, explicó Cabral.
Otra opción es el uso de extractos vegetales en base a taninos, que deberán ser incorporados en la dieta concentrada suministrada a las vacas lecheras de alta producción. Mediante esta vía disminuyen los efectos originados por los desbalances entre energía y proteínas, comunes en los sistemas productivos de alta intensidad. “En la actualidad, y si el productor lo solicita, las grandes usinas lácteas analizan diariamente el nivel de urea en la leche entregada.
Esa información puede ser utilizada por el productor, a la hora de elaborar el planteo nutricional de su rodeo”, aclaró Cabral.
Con respecto a la medición del nivel de urea en sangre, el profesional señaló que este índice fluctuará en el transcurso del día: “Las concentraciones serán más altas entre cuatro y seis horas luego de la alimentación, y más bajas antes de la ingesta alimentaria”, concluyó.