Dirigentes de la Confederación de Asociaciones Rurales de Santa Fe (Carsfe) y de la Mesa de Productores Lecheros de Santa Fe (Meprolsafe) formularon estos reclamos durante una reunión que mantuvieron en la ciudad de Rafaela.
“Es penoso que nos encontremos al borde del colapso”, aseguró el vicepresidente primero de Carsfe, Néstor Víttori, en referencia a la realidad que vive el sector productor de leche.
Según el dirigente, “estamos ante una coyuntura internacional fenomenal, donde la Argentina podría tener un crecimiento realmente importante de su lechería”.
La producción lechera âva a tener que encaminarse al mismo proceso de marzo de 2002, cuando taponamos las fábricas y ejercimos alguna fuerza”, advirtió Víttori.
El ruralista explicó que “el sector industrial está fluctuando entre una sobreoferta de leche para bajar los precios y hacer muy buenos negocios o responder a la demanda del mercado internacional”.
Para el dirigente, “la industria opera en torno a una visión absolutamente cortoplacista, porque si se caen los precios después se cae la producción, como pasó en la crisis de 1999-2000”.
En tanto, el titular de Meprolsafe, Roberto Socín, consideró que el sector está “en un punto técnicamente inmejorable”, ya que los productores volvieron a generar una “producción récord, parecida a la de 1999”.
“Los productores estamos necesitando los alicientes como para seguir creciendo y llegar a los 14.500 millones de litros, una aspiración del secretario de Agricultura, Miguel Campos”, afirmó.
Según Socín, “el sector está encarando el principio de una nueva crisis. Nos quedan muy pocos días, porque estamos al momento de que se definan las siembras, ya sea para hacer más leche en el 2007-2008, o sembrar más soja”.
“Se vive muy en el corto plazo, y nunca trabajamos en el tema del mediano y largo plazo”, expresó Socín, quien reclamó al Gobierno “que se ponga las pilas, que no esté con uno u otro sector sino que ponga el equilibrio, y no sólo en la producción y la industria, también en los consumidores”.
Finalmente, aseguró que “no hay una correlación entre los esfuerzos del productor, y lo que recibe el consumidor”.
