Hace varios años que se discuten proyectos relacionados con el tema de los biocombustibles, pero ninguno logró alcanzar el apoyo necesario como para convertirse en ley. Finalmente, el sector agropecuario y el político parecen haber llegado a un acuerdo ya que el Senado aprobó con media sanción el proyecto del senador Luis Falcó, que plantea un corte obligatorio del gasoil con un 5 por ciento de biodiesel (fabricado con aceite vegetal), y de la nafta con igual porcentaje de etanol (producido con maíz o caña).
Pablo Vaquero, vicepresidente de Maizar, manifestó su satisfacción al respecto. “Nos sorprendió gratamente este proyecto del senador Luis Falcó”, expresó “estamos muy entusiasmados porque creemos que el hecho de que se incluya al etanol dentro del proyecto de ley, será una gran oportunidad para los productores que están sembrando maíz y caña de azúcar en el país, para que encuentren una alternativa de utilización al producto”.
En cuanto a la aprobación final requerida por esta ley, que sólo posee media sanción, Vaquero comentó que, cuando Maizar visitó la Comisión de Agricultura en Diputados y presentó su perspectiva con respecto al tema de los biocombustibles, recibió una significativa aceptación. “Yo creo que lo aprobarán porque están todos consustanciados con este proyecto de combustibles en general para la Argentina”.
Con respecto al aumento que podría desencadenarse en la producción de maíz, Vaquero sostuvo que, hablar de biocombustibles, implica un abanico de posibilidades que se abrirían para el país en los próximos años. Consideró que si se realiza una comparación con lo ocurrido en otros países que utilizan biocombustibles, como por ejemplo Estados Unidos, donde se están transformando 25 M de toneladas de maíz -el equivalente a dos cosechas argentinas por año- para transformarlo en etanol, entonces se puede comprender que las oportunidades para la República Argentina son enormes. Por otro lado, consideró necesario tener en cuenta que una planta de etanol implica una inversión para molienda seca de 40 M de dólares y, además, requiere 15 mil hectáreas para sembrar maíz durante un año. Así, destacó que “el potencial de crecimiento, inversión y todo lo que tiene que ver con el derrame social que traería esto en cuanto a empleos, y a todos los usos alternativos del maíz, es realmente impresionante”. Asimismo, resaltó que el incremento en la cosecha maicera favorecería no sólo a la producción de etanol sino también al desarrollo ganadero que viene asociado al maíz, lo que podría provocar “todo un efecto en cascada de la producción”.
Por otro lado, expuso que el proyecto requeriría de tiempo e inversiones, por lo que el período de estabilidad fiscal que la ley fija en 15 años sería favorable a estas demandas. Asimismo, explicó que la ley dispone, una vez alcanzada su aprobación, un margen de 4 años para que se establezca el corte oficial del 5 % en los combustibles. De esta manera, “habría 4 años de inversiones hasta llegar al productivo dentro de este esquema”.
En cuanto a las empresas petroleras, sostuvo que “tienen una gimnasia en esto porque les está pasando en todo el mundo. Son los menos perjudicados en todo esto, y sus propuestas están muy a favor del uso alternativo de biocombustibles, creo que el problema no estará por ahí”.
Para Vaquero, Brasil está trabajando impetuosamente en el tema por lo que, en el caso de etanol a partir de caña de azúcar, le lleva una gran ventaja a la Argentina. “De todos modos, creo que esta media sanción de la ley es un paso muy grande para nosotros”, observó “y la capacidad del productor argentino en cuanto a tecnologías ya la hemos vivido, una vez que tiene la tecnología disponible sabe utilizarla y sabe aprovecharla así que somos muy pero muy optimistas”.
Verónica Scornik
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