El cierre total de la provincia de San Luis complica a productores ganaderos de Mendoza, que no pueden ingresar a los campos donde trabajan en medio de la cuarentena total para evitar la propagación del coronavirus.
Los casos de Felipe Peña y Diego Vavrik, ambos de General Alvear, son tan solo dos ejemplos de lo que ocurre en la zona, que además afronta una sequía sin precedentes que, advierten, generará una alta mortandad de animales ante la imposibilidad de realizar tareas.
“Justo este año apostamos a la recría, y eso requiere otro tipo de actividad más compleja, como sostener la continuidad del alimento, del manejo, cambiar el agua… Maldita la hora en que nos metimos en esto y nos encontramos con este problema. ¿Quién atiende a la gente que tengo ahí, quién los releva? Es un problema gravísimo“, explicó Peña en declaraciones a la periodista Carola Urdangarin, por radio Colonia.
El productor tiene campos en el sur de Mendoza y el sur de San Luis, y asegura que puede llegar hasta ahí sin pasar por ningún pueblo, solo por el límite, en Canalejas. “Esto no tiene sentido, es una estupidez, nos complica, nos vuelve locos. No creo que haya mala voluntad, pero creo que no se le pone el foco a estos temas. Nosotros estamos dentro de la cadena de alimentación. Si todo se hace bien, no complicamos la parte sanitaria”, remarcó.
Vavrik, en tanto, arrienda un campo al norte de San Luis, donde se dedica a la cría y recría. “Nos trasladamos todas las semanas a trabajar al campo, y con esto se nos complicó bastante el tema de la logística. Hay gente que cuando supo que no podría volver, decidió quedarse a trabajar en San Luis“, contó al mismo programa.
La situación es aún más difícil para la producción porque este año en el sur oeste de la provincia hay una sequía importante. “Hay bastante mortandad de ganado y va haber mucha más seguramente, porque no se pueden realizar las tareas”, lamentó el productor.
Y confesó cuál es la maniobra que reina por estos días en la provincia: “Hay colegas que viajan desde su casa en San Luis capital y hacen 400 km hasta el límite, donde los espera una persona justo en donde están los controles y hacen un pasamanos: les entregan materiales e insumos”.