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Soledad, la ganadera que apuesta por la sustentabilidad para “contrarrestar los movimientos anti vaca”

Es docente, investigadora y especialista en nutrición bovina, y sueña con hacer algún aporte en la producción ganadera sustentable, destacando la captura de carbono que hace esta actividad.m Es Soledad Barrio, la nueva protagonista de ELLAS.

En uno de sus primeros trabajos, cuando tenía alrededor de 25, para que la gente en el campo aceptara sus directivas, le pedía a su novio (actual esposo) que diera las indicaciones. “Yo era invisible, la doña que cebaba mate, a él lo escuchaban”, recuerda.

Esta situación y cómo pudo enfrentarla, la pintan de cuerpo entero. Mujer fuerte, Soledad Barrio no se va a dejar amedrentar por cualquier escollo. 

“Me gustan los desafíos, porque después la recompensa es grande”, dice sin titubear. Actualmente, además de asesorar, es docente e investigadora. Además, aún con más de 40 años y un hijo (de siete) sigue estudiando porque cree y trata de transmitirle a sus alumnos que “nunca se deja de aprender”.  

De chiquita le gustaban mucho los animales y las plantas, por eso todos en su familia le decían que tenía que ser veterinaria. Sin embargo, cuando fue creciendo se dio cuenta, como les pasa a muchos que aman los animales, que no quería verlos sufrir. Fue ahí donde encontró la agronomía como el camino para estar cerca de ellos pero para gestionar su comida, su alimento.

“Si tuviera que elegir de nuevo volvería a elegir agronomía, me encanta”, reflexiona. 

Hoy es especialista en alimentación de bovinos, también es docente en la facultad y está haciendo un doctorado en la Universidad Nacional del Litoral, en Esperanza (Santa Fe). En un nuevo capítulo de ELLAS, Soledad es la protagonista. 

– ¿Cómo fue tu infancia en Santiago del Estero?
– Soy la mayor de tres hermanos. Tengo un hermano y una hermana. Vivíamos con mi mamá y mi papá en Santiago capital. Una infancia muy linda. Jugábamos en la vereda con los chicos de la cuadra, otras veces íbamos a lo de mis abuelos y nos encontrábamos con mis primos. Pero siempre tratando de estar al aire libre, me gustaba mucho la naturaleza, recuerdo que juntaba hormigas. 

– ¿Cómo aparece el campo en tu vida?
– Primero, que a mi mamá le gustaban muchísimo las plantas. Vivíamos en un departamento y siempre estaba lleno de plantas. Y mi papá y su hermano tenían un campo en Santiago pero a más de 200 kilómetros de donde vivíamos. No íbamos seguido, pero cuando íbamos para mí era una aventura porque llegábamos por caminos de tierra, no había electricidad ni agua caliente. Me atrapaba el monte, los árboles grandes, los arbustos con espinas. A las vacas, entonces las veíamos de lejos. Supongo que algo de todo eso me ha cautivado. 

Con cartel Fc Cs Agrarias scaled

– ¿Cómo te decidiste por la agronomía?
– La verdad que no conocía muchos agrónomos. Cuando empecé a buscar información sobre qué hacía el ingeniero agrónomo y a qué se dedicaba, desde ese momento sentí que era la profesión ideal para mí. Por el conocimiento sobre la biología y las plantas, y poder usar ese conocimiento para cuidar el ambiente y tratar de producir más comida para los animales. Si tuviese que elegir de nuevo, volvería a elegir agronomía, porque me encanta. 

– ¿Descubriste algo durante la carrera que te sorprendió?
– Si, la parte de investigación. No relacionaba todo lo que se genera desde el laboratorio y es tan importante para su aplicación en el campo. 

– ¿Cómo fue tu primera experiencia laboral? ¿Tenías miedos, incertidumbres?
– Sí, fue en 2005 o 2006, en un establecimiento ganadero que tenía una cabaña de Braford y yo era responsable de alfalfa. En ganadería no había casi mujeres. Mi primer desafío fue superar esas  miradas, cuando llegaba una pibita flaquita, se preguntaban ¿qué nos va a decir esta chica? También me pasaba en el campo de mi papá. Ellos sabían que yo era hija del dueño, pero me costaba un montón llegar. Daba indicaciones y hacían oídos sordos. Al principio eso me asustaba mucho porque pensaba en todos los años que había estado estudiando y todas las cosas que quería mejorar, pero no podía porque no le llegaba a la gente. 

Hace 15 años en campo que asesoraba

– ¿Cómo lo fuiste resolviendo?
– Compartíamos momentos de mates, almuerzos. Y en esa época iba con mi novio, hoy mi marido, y me empecé a dar cuenta que a él lo escuchaban más aunque contara un chiste. ¡Yo te juro que parecía invisible! Yo era la doña que estaba ahí para cebar el mate y nada más. Y después de unos meses de buscarle la vuelta se me ocurrió la estrategia de empezar a contarle a mi marido lo que yo quería que les diga, para que él se los transmitiera. Entonces, las indicaciones técnicas las daba él. 

– ¿Pudiste dar vuelta la cosa?
– Un año que sembramos un verdeo que no es común en esta zona, creo era una avena, y después uno de los hombres reconoció que había ido bien la cosa, que los animales habían engordado bien y todo eso. Ahí le dije que había sido mi decisión, le dije lo de mi marido y que ellos no me escuchaban. 

– ¿Cuántos años tenías ahí?
– 25. Había que tener carácter para ser mujer y animarse a todo eso. Si te muestro dónde dormíamos… te juro que ahora no iría. Pero bueno, así me he ido ganando el respeto. A mí me gustan los desafíos porque después la recompensa es grande. 

– ¿Qué te gusta de lo que hacés hoy?
– A mí me gustaría aportar algo importante en la producción ganadera sustentable, sobre todo en el manejo de ambientes de nuestra zona, que falta tanto por hacer. Tengo esa meta que por ahí es muy grande, pero me levanto todos los días pensando que voy a hacer pequeñas cosas que me van a llevar por ese camino.  Y como docente me gusta mucho cuando poder motivar a los estudiantes jóvenes, sentir que les interesa ser buenos profesionales, que se cuestionen, se hagan preguntas. 

– ¿Qué te quedás vos de ese intercambio con los jóvenes?
– Para mí el desafío es que interactúen. Porque a veces están en una posición pasiva, escuchar la clase, me llevo el apunte, y me voy a casa. A mí me gusta que conversemos, que analicemos entre todos. Cuando logro eso para mí es enriquecedor porque me doy cuenta de cosas que no veía antes. 

– ¿Y qué te entusiasma de lo que vas viendo en el campo, de las nuevas tecnologías?
– A mí lo que me parece buenísimo es que se hable cada vez más de captura de carbono en ganadería. Y contrarrestar los movimientos anti ganadería, anti vaca, que eso viene creo de la desinformación. Sobre todo cuando hablamos de los animales a pastoreo. Mientras más pastorean, hay más pasto que fotosintetiza más capturando dióxido de carbono del aire liberando oxígeno. Y si bien es verdad que los bovinos liberan metano, la otra cara de la moneda es el proceso de fotosíntesis y captura que hacen las pasturas. 

COMO DOCENTE Con alumnos

– ¿Qué te gusta difundir en redes sociales? Sos bastante activa y con videos muy lúdicos…
– Empecé porque quería mostrar nuestra zona. Entraba a Instagram y veía muchos, pero de la región pampeana, esos pastos verdes, y los animales peluditos como ositos (se ríe), que no es la realidad de por acá. Al principio yo les proponía hacer, con el hashtag #juevesforrajeros publicaciones de cómo estaban las pasturas en sus campos y de dónde escribían. Y salían cosas lindas. Estaba bueno. El intercambio es lo que hace que tenga la cuenta y siga haciendo contenidos porque es muy nutritivo. 

– Hace casi 20 años que sos profesional, ¿qué ha cambiado en la ganadería santiagueña?
– Creo que el buen trato de los animales, cada vez hay más conciencia sobre el bienestar animal. También en la disponibilidad de genética adaptada a la zona. También hay más opciones para cada ambiente respecto de las pasturas. Hoy tenemos más herramientas. 

FUERA DEL SURCO

– ¿Cómo te ha ido siendo madre con tu actividad?
– Una de las primeras cosa que he hecho ha sido dejar de ir al campo de mi familia, que está medio lejos. Me he abocado más a la docencia y la investigación. No es lo mismo, pero disfruto tanto de ser madre que no lo veo como una desventaja. Maternar ha sido hermoso para mí. Cuando era más chiquito lo llevábamos más al campo pero ahora no puede faltar al colegio (tiene 7 años, está en la primaria) y ya no vamos tanto. Pero le encantaba. 

– ¿Hay alguna actividad en la que busques resetearte, fuera del trabajo, para cargar las pilas?
– La obvia que te diría y me encanta es ir a la plaza y tomar un mate al aire libre. Pero saliendo de eso me gusta tejer crochet. Es algo que me desestresa. He hecho cubre camas, alfombras, mantas para mi hijo cuando nació. Todo lo que sea cuadrado. 

– En música, ¿por dónde vas?
– Es difícil elegir porque me gusta desde el folclore hasta algún clásico y Metallica. Y cuando hago limpieza de la casa y aparece algún clásico en la radio, tiro la escoba y me pongo a bailar un poco (se ríe). 

– ¿Series? ¿Películas?
– Acción. Acción-suspenso. Crímenes por resolver. Y de las argentinas, “El secreto de tus ojos”, con (Ricardo) Darín y (Guillermo) Francella, me gustó mucho. Veo también documentales. 

En el campo01

– ¿Libros?
– La verdad, ahora, no. Antes de tener a mi hijo, el último libro que leí fue de Estanislao Bachrach, “Agilmente”, que habla de cómo el cerebro nunca deja de aprender, y cómo agilizar las conexiones neuronales. 

– ¿Algún lugar que te gustaría conocer?
– El sur de Argentina. ¡No conozco la nieve!

– ¿Y alguno que sí conozcas y recomiendes?
– Cataratas del Iguazú. Para mí es el lugar más lindo del mundo que conozco. 

– ¿Una mujer que haya sido tu modelo o te inspire?
– En lo profesional, cuando estaba cursando la especialidad conocí una profe, Catalina Boetto (N de  R: secretaria de Ganadería en el Ministerio de Agricultura y Ganadería deCórdoba, y socia directora en MBG Ganadería) que hace alimentación y tiene una cabaña, me llegaban mucho sus clases. Y después, en lo personal, tenía dos abuelas con personalidades muy fuertes y valientes, y, obvio, mi mamá, que la admiro un montón.

– De ahí debe haber salido la fuerza para encarar a los que no te daban bolilla…
– Si y no. Eso te quería decir, porque generalmente uno apunta a las madres o abuelas, pero en mi caso, también fue importante mi padre para forjar esa personalidad, porque siempre ha contribuido a mi fortaleza. Nunca me ha dicho que no podía hacer algo. En mi casa no había tareas para mujeres y tareas para hombres. Todos hacíamos todo. Si mi papá pensaba que podía, entonces podía. 

– En marzo de este año tuviste una linda historia con la Selección Argentina campeona del mundo que te dejó un aprendizaje que imprimiste en un posteo y una frase: “Lo mejor está por venir”. Contame qué pasó.
– Yo de fútbol poco y nada, pero eso se transforma cuando juega la selección argentina, y más en el mundial pasado, y más aún teniendo un hijo de 7 años. Entonces cada vez que ganaba la selección íbamos a festejar. Y un día, anunciaron que los campeones del mundo iban a venir a jugar a Santiago (fue el 28 de marzo de 2023 contra Curazao, Argentina ganó 7 a 0 en un partido exhibición). Y un día me levanto y estaban podando los árboles de mi cuadra, poniendo vallas, y resulta que ¡el colectivo que llevaba a los jugadores al estadio iba a pasar por la puerta de mi casa! No lo podíamos creer. De Qatar a la puerta de casa. Mientras tanto mi marido había conseguido entradas para ir al partido con mi hijo. Como las entradas eran costosas no podíamos ir los tres. Iban a ir ellos dos. Yo me había preparado un cartel para cuando pasaran por la puerta de casa. Pero resulta que a mi marido se le complicó para ir y me propuso que vaya yo. Y fuimos con mi hijo. No puedo creer que hayamos visto jugar a Messi. Inesperado totalmente. Y por eso, ese día, en ese posteo puse: “lo mejor está por venir”. 

– Como cierre, ¿alguna frase de cabecera?
– Sí, “nunca dejes de aprender”. Que la suelo poner en mi Instagram. Que es algo que para mí tiene que ser una constante en la vida. Yo disfruto de aprender cosas nuevas. No hay edad para seguir aprendiendo. Ahora mismo, estoy haciendo el doctorado, soy mamá, tengo más de 40 años y sigo estudiando, leyendo, haciendo cursos. La gente joven, que sepa que se puede. 

MUJERES EN CAMPAÑA

“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Roxana López, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó López.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.

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