“El simulacro permite probar el estado de respuesta actual del sector privado y público con respecto a una emergencia, por ejemplo un brote de influenza aviar, donde se hace necesario establecer zonas de exclusión, para que no se disemine la enfermedad”, dijo a Infocampo, Roberto Domenech, titular del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
Actualmente, en la Argentina “no hay actividad viral, pero hay que estar preparado para reaccionar con mucha velocidad”.
La Argentina está reconocida por la OIE como país libre de influenza aviar y de la enfermedad de Newcastle, “dado que no se han detectado casos ni sospechas de enfermedades”, aclaró el Senasa.
Sin embargo, el organismo aclaró que las fronteras y los constantes intercambios comerciales, así como el importante flujo de pasajeros con países de diferente nivel sanitario, generan una exposición de riesgo de introducción de agentes exóticos.
Ante esta realidad, el Senasa puso en ejecución un programa de prevención en el marco del Plan Nacional de Sanidad Avícola, orientado a conservar el estatus del país y asegurar la sanidad y calidad de los productos aviares para consumo interno y la exportación.
El propósito del ejercicio es fortalecer la estructura emergencial y disponer de un plan de acción específico para una rápida y eficiente respuesta, que incluye un sistema de alerta temprano y la capacitación de los intervinientes.