A cada paso que uno da en Agritechnica, la mega feria de tecnología y maquinaria agrícola en Hannover, se topa con algún desarrollo que causa sorpresa.
Sin embargo, nada genera más impacto que la máquina “Nexat”, un equipo verdaderamente disruptivo en su diseño y concepto: por sus características, es capaz de sembrar, pulverizar y cosechar.
¿Cómo es eso? Es que cuenta con una plataforma “básica” que sería una especie de tractor alargado con una cabina giratoria y ruedas anchas y altas que sostienen una estructura a la que, de manera modular, se le pueden adosar equipos de siembra, de pulverización o de cosecha.
Cuando avanza, pareciera que la máquina en vez de ir hacia adelante, fuera de costado.
En 2021 ganó la medalla de oro a la innovación otorgada por Agritechnica y ahora ya comienza a penetrar en el mundo, al punto de que uno de los mercados donde se está testeando es Brasil.
Y hay un aspecto adicional: cuenta con know how argentino, a través de una empresa oriunda de Córdoba.
CÓMO ES LA “NEXAT”
Nexat es una suerte de sigla que refiere a Next Generation Agricultural Technology; es decir, la generación siguiente en agricultura tecnológica.
De manera descriptiva, puede mencionarse que realmente se asemeja a un “transformer” y de hecho para poder pasar de sembradora a pulverizadora, por ejemplo, solo es cuestión de intercambiar y adicionar piezas, como si fuera un Lego o un mecano.
El diseño realmente llamativo, según los creadores de esta máquina, permite que en cosecha pueda avanzar a un ritmo en torno a 15 kilómetros por hora, pudiendo recolectar entre 130 y 200 toneladas por hora.
Además se destaca porque incorpora una tolva de 36 metros cúbicos, capaz de almacenar por ejemplo casi 30 toneladas de trigo, lo que permite que tenga mayor independencia y descargar solo en las cabeceras de los lotes, con una velocidad de descarga también impresionante: 600 litros por segundo, lo que significa que toda la tolva se descarga en apenas un minuto.
En la pulverización, la velocidad puede llegar a entre 22 y 24 kilómetros, con un ancho de labor imponente: hasta 70 metros.
Sucede que a los 14 metros de ancho que tiene la máquina de por sí, se le pueden adosar barrales de 30 metros a ambos lados para llegar a ese tamaño.
Un aspecto adicional que tiene esta máquina es que es un vehículo “híbrido”: los motores son eléctricos, pero esa electricidad se genera por medio de dos generadores instalados dentro del equipo que funcionan con diésel. En total, tiene unos 1.100 caballos de fuerza.
¿Su costo? Los empresarios no quisieron mencionarlo, y solo subrayaron que es un 30% menos que lo que cuesta comprar una sembradora, una pulverizadora y una cosechadora por separado.
De todos modos, ante la insistencia de Infocampo, dieron a entender que se acerca o supera el millón de euros.
EN BRASIL Y CON APORTE CORDOBÉS
Hasta el momento hay solo 13 Nexat funcionando en el mundo, la mayoría a modo de testeo: cinco en Alemania, tres en Ucrania, dos en Polonia, dos en Estados Unidos y una en Brasil, a donde se sumará otra más en los próximos meses.
La apuesta de la firma alemana por Sudamérica es firme: prevé construir una planta en Curitiba, que estaría operativa para 2026.
La frutilla del postre es el mencionado aporte que realiza una pyme argentina: Franco Fabril, una productora de cabezales maiceros y girasoleros oriunda de Arias, un pueblo del extremo sudeste cordobés, cercano a Venado Tuerto (Santa Fe).
Según relató a Infocampo Darío Franco, director de la compañía, Franco Fabril es una de las tres empresas del mundo que le provee a Nexat cabezales para la cosecha de girasol.
“Tuvimos la suerte de que nos elijan. Nos contactaron, nos preguntaron si éramos capaces de hacer ese cabezal y lo hicimos”, mencionó.
Franco subrayó que se trata de un cabezal que funciona igual que los que se comercializan en Argentina, pero con una mayor dimensión: tiene un frente de 15 metros, cuando lo usual en el mercado local es entre 11 y 12.
“El desafío que tuvimos que abordar es que la empresa nos pedía que la máquina tenía que cosechar a 10 kilómetros por hora, cuando a esa velocidad suele haber muchas pérdidas. Hay estudios del INTA, por ejemplo, de que la velocidad ótpima es 4 km/h. Pero logramos cumplir con el objetivo y ahora somos sus proveedores”, destacó Franco.