El trigo es, por excelencia, el cultivo que mejor responde a bajos niveles de humedad en el suelo a la siembra. Este aspecto fisiológico lo vuelve apto para ser implantado en siembra directa. Incluso, bajo condiciones iniciales de escasa humedad, el cultivo posee mecanismos que le permiten compensar rindes.
Al modificar la cobertura de rastrojos y la acumulación de materia orgánica en el suelo, la SD favorece la capacidad de infiltración de los suelos, esencial para la implantación de trigo en regiones más secas o no tradicionales.
Conclusiones. Bajo siembra directa, los cultivares de ciclos largos tienden a comportarse mejor ante condiciones de escasa humedad inicial, dada su buena implantación inicial, su capacidad de macollaje y de emitir mayor área foliar, a la vez que logran escapar del intenso frío y las heladas con un buen stand de plantas ya emergidas.
No deben descartarse los ciclos cortos, que si bien tienen menor rinde promedio, su desarrollo fenológico ocurre con mayores temperaturas y con menor riesgo de heladas. Son ideales bajo mejores condiciones iniciales de humedad en el suelo o bajo riego.
Laura Freidenberg – Especial para Infocampo