Para los productores agropecuarios, cada campaña es como un partido de fútbol: el puntapié inicial es la siembra y el final es la cosecha; en el medio, los minutos que pasan son las diferentes semanas en las que hay varios rivales que inciden en el resultado, como las lluvias, las temperaturas, las intervenciones del Gobierno o los vaivenes del mercado de granos.
Precisamente, esa esla metáfora que utiliza en su última columna la coach y facilitadora en agrofinanzas y equipos, Mónica Ortolani, para trazar un análisis de lo que está sucediendo en el presente ciclo agrícola y brindar algunas recomendaciones para “jugar el partido 2023”.
De movida, Ortolani plantea que hay que pensar que la cancha está “crocante, confusa e inclinada”. Lo crocante, desde su punto de vista, es por la sequía; y lo confuso e inclinado, por los problemas suscitados en los mercados; fundamentalmente, con la decisión de dos agroexportadoras de dejar de participar de la pizarra para la formación de precios en la Bolsa de Comercio de Rosario.
TRES PATAS
Bajo este escenario, para Ortolani las empresas agropecuarias deben apoyarse en tres patas para poder ganar el partido 2023:
Pata productiva
“La sequía nos obliga a jugar esta campaña poniendo más cerebro y menos corazón. Menos suposiciones y más recorridas reales en alpargatas caminando el campo. Análisis de información productiva, para definir tanto la siembra, labores, selección y diversificación de campos, negociaciones de alquileres, como el paquete tecnológico, definiendo nuevos materiales y los procesos para ser más eficientes en la utilización y aplicación de los insumos”, subraya Ortolani.
Pata económica-financiera
Con una menor “Q” (cantidad) tanto por grano producido como para quienes agreguen más valor, en un mercado que no hará la torta más grande, hay que ser más eficiente en el uso de los recursos, como del financiamiento para obtener un mejor precio apalancado.
“Quienes tengas crédito disponible en pesos a más de un año, por debajo de la inflación esperada de casi tres dígitos, es fundamental para poder cubrir un quebranto que no será posible recomponer en la dudosa gruesa, ni en la campaña que viene”, advierte Ortolani.
Asimismo, recomienda “aprender a utilizar las herramientas de cobertura o bien ir fijando precios por aquellos que aseguren rentabilidad objetivo”.
Por otro lado, ante un socio (el Estado) que se lleva la mayor parte del esfuerzo sin recompensa alguna, Ortolani destaca el rol del contador en la planificación fiscal.
“No podrá hacer magia, si no le comunicás tus decisiones y proyectos. No se trata de exportarle la información o llevarle la ‘bolsita’, sino pensar estratégicamente para el menor impacto impositivo dentro de la ley”, menciona.
Pata “ganadora”
En este punto, Ortolani apuesta más a lo emocional, en una campaña que justamente se puede perder también por el constante golpe anímico que representa recibir tantas malas noticias en lo climático.
“Aquí nos calzamos los botines de la selección. Tantas enseñanzas nos dejaron para alcanzar esa estrella dorada que hace a la diferencia. Botines y destreza, para hacer gambeta a los obstáculos, apoyándonos en nuestros pares, atajar los penales que nos llegan de tantos ángulos, en el rol que cada uno pueda contribuir mejor a una campaña 2023, que nos desafía más que nunca”, resume.
FUTUROS
Por su parte, la consultora Agroeducación difundió una columna de Carina Sampaolesi, una operadora de mercados de AIPSA, en la que destaca que este “partido” de 2023 se va a jugar en un escenario de incertidumbre, tanto en relación a la falta de certeza por la cantidad de cosecha que se va lograr, como por los mercados que están muy volátiles.
“El foco debe estar puesto en cerrar buenos negocios y protegernos ante posibles alzas de precios y la falta de mercadería. Este es un año en que hay que aprovechar todas las oportunidades y construir los mejores márgenes posibles”, menciona Sampaolesi.
Por eso, algunas recomendaciones para aquellos productores que necesitan calzar precios, son las siguientes:
Puts y calls
En primer lugar, hacer ventas forward atados a un seguro de precio, para poder capturar ganancias en caso de que hubiera alzas en los precios.
Ejemplo:
- Precio Futuro: 255 U$S/tn
- Prima Seguro: 6 U$S/tn
- Precio Ej: 272 U$S/tn
“De esta forma creamos lo que se conoce como un Put sintético. Estamos colocando un piso de venta que es el precio del futuro menos la prima invertida: 255 – 6 = 249 u$s/tn. Y con dicha prima compramos un seguro al alza. Si el maíz cotiza por encima de los 272 podemos ejercer el seguro (call) y obtener una ganancia para mejorar nuestro piso”, ejemplifica.
Futuros sin entrega
Otra herramienta para amortiguar las incertidumbres es operar en los mercados de futuros donde no se compromete la entrega de la mercadería.
Hay dos opciones:
“Si no contamos con la mercadería a la hora de que venza la posición: podemos anular el negocio; es decir, salir de la posición pagando la diferencia de precio en caso que la hubiera o cobrando la diferencia de precio, si es a nuestro favor”, enfatiza la analista.
Por ejemplo, si se vende Soja Mayo U$S 400, llegado el vencimiento de la posición:
- Si estuviese a U$S 370, cobrará una diferencia de precio de U$S 30 la tonelada;
- Si llegase a U$S 420 y el productor decide cancelar, habrá pagado una diferencia de U$S por tonelada.
“Pero también nos da la posibilidad, en caso de contar con la mercadería, de presentar una oferta de entrega y cobrar nuestros granos al precio operado”, completa Sampaolesi.