Una de las particularidades que se detectaron en el segundo caso de vaca loca en
EEUU es el cambio en la cepa que provocó la enfermedad. En el primer caso de BSE, que correspondía a un animal importado de Canadá, la cepa era del
estilo de las detectadas en el Reino Unido, explicó hoy el diario New York Times.
Por el contrario, las cepas de este segundo caso se asemejarían a las detectadas en Francia, lo que motivó la teoría sobre las harinas importadas de ese país.
Por otra parte, el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) detectó ciertas falencias en su protocolo de análisis de la enfermedad.
Como el segundo caso confirmado de vaca loca inicialmente dio negativo, el USDA decidió modificar su actual protocolo, un test rápido de ELISA. Entonces, como los positivos se confirmaban mediante un análisis más lento que es el test inmunohistoquímico, con la nueva modificación del protocolo, se realizará también el test de Western-blot, para confirmar los resultados.
El otro problema que afronta EEUU en la actualidad es su propia reticencia a implementar una trazabilidad sobre el ganado, lo que hubiera aportado mayor información sobre el animal sacrificado.
Hasta ahora, lo único que trascendió fue que se trataba de una vaca carnicera, nacida antes de 1997, fecha en la se implementó la normativa sobre las harinas cárnicas, y que se trataba de un animal caído en la explotación, por lo que no fue a la cadena alimentaria.
Sin embargo y ante la ausencia de un sistema de identificación individual (recién ahora se está empezando a aplicar a los nuevos nacimientos), todavía se desconoce el origen de la explotación o cualquier información adicional para la tranquilidad de los consumidores.