Por Carla Luna
Hay conceptos como agricultura sostenible, orgánica y biodinámica que se han popularizados en los últimos años, apuntalados por el cambio climático, la necesidad de cuidar el ambiente y la salud humana.
Por eso crece a nivel global la tendencia de intentar cambiar el paradigma de la agricultura tradicional, para incorporar planteos “orgánicos” (sin uso de agroquímicos), en función también de una demanda que se concentra en ese nicho de mercado.
En este marco, el INTA junto a UVA Argentinas comenzaron un ciclo de charlas virtuales para capacitar a los productores en vitivinicultura orgánica. El programa está a cargo del ingeniero agronómico Martin Uliarte, de la AER Junín del organismo nacional.
“Venimos haciendo un impacto muy fuerte en el ambiente, en las personas y en los alimentos. Los principales problemas que arrastra el agro tradicional están en función de la degradación de los suelos, pérdida de diversidad y la presencia de pesticidas en los alimentos”, remarca Uliarte.
Y añade: “Los efectos negativos que produce sopn erosión, menor infiltración, destrucción y menos disponibilidad de nutrientes, perdidas de biodiversidad y actividad biológica y contaminación de los suelos y agua”.
Volumen
Según el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), Argentina exporta más de 10 millones de litros de vino orgánico, con el 2,2% de la superficie de los viñedos de este tipo, cuando en el mundo la proporción de uva cultivada sin fitosanitarios alcanza al 6,7%.
“Para producir uvas orgánicas hay que cumplir con la normativa nacional de producción de uva y vinos (INV), adecuar el manejo del cultivo a los principios de la producción orgánica”, repasa Uliarte.
Y también subraya que hay que cuidar los períodos de transición y no apurar el traspaso de un tipo de agricultura a la otra.
“Los cultivos perennes cosechados luego de 36 meses desde la ultimo aplicación de un producto prohibido o practica no permitida por las normas y 24 meses desde la fecha de inicio del seguimiento, considerándose como tales a los productos de la tercer cosecha sucesivamente. Los productores tienen pensamiento a largo plazo, esto se trata de sostenibilidad a largo plazo”, indica.
Exportaciones
El principal mercado de los vinos orgánicos es el exterior: más del 90% de lo producido bajo esta apuesta sostenible se envía afuera.
Las grandes bodegas están impulsando este concepto e incluso ya han convertido muchas de sus viñas y están participando con estos vinos en concursos internacionales como Bioweinpreis Spring 2021, de Wine System AG, que se celebra en Alemania.
Según el investigador del INTA, se apunta a que los pequeños productores no se queden fuera del cambio y pueden lograr mayor rentabilidad con un viñedo competitivo en mercados internacionales.
“No debe confundirse que un cultivo orgánico tiene que hacer menos labor, y ponerle menos químicos, y dejar que la naturaleza actué y no es así, todo lo contrario. El agrónomo tiene que estar más atento al manejo de la finca, ayudar a los procesos naturales con manejo biológicos y mejorar las condiciones del suelo para que las platas tengan buena nutrición”, agregó Uliarte.