Un hecho incómodo y doloroso que vuelve a ganar espacio entre las noticias de agenda: el Río Paraná, otra vez, preocupa por su bajante. Y el sector público y privado toman nota de qué hacer. Y cómo prevenir, pero también prevenirse.
La señal de alerta es grave: “En más de 100 años de historia hidrométrica, no se registra una situación de sequía hidrológica a este nivel”, aseguraron desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
En otro organismo público como el Instituto Nacional del Agua (INA), declaran en consonancia. “Toda la gran cuenca Paraná-Paraguay está mostrando los efectos de una escasez persistente de lluvias en todo lo que va del año”, dijeron.
La crecida de la primavera 2023 resultó “fugaz”, y que por ende ya quedó “muy atrás”.
La altura del Río Paraná vuelve a ser una luz amarilla para las exportaciones del agro
Pablo Mércuri es el actual director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (CIRN) del INTA. Analizó la situación y sostuvo que “es un indicador de un ciclo de escasez de agua con el que convivimos los últimos años varios países de Sudamérica”.
“Se manifiesta no sólo en el curso del río sino también en todos los territorios productivos y biomas de la cuenca”, sumó.
Además, mencionó que “el evento El Niño que acompañó gran parte de la campaña 2023-24 con un mejor régimen de lluvias no logró recuperar las reservas naturales de agua y embalses”.
Para Mércuri, la situación se agrava porque “nuevamente se ha iniciado la primavera con déficit y atraso en las precipitaciones en toda la cuenca, lo que ha sido también una constante de las últimas 5 campañas agrícolas”.
EL RÍO PARANÁ, BAJO ALERTA
El organismo que sigue palmo a palmo el monitoreo diario de la actividad hidrológica en el país es el INA. Juan Borús, ingeniero del mismo, pidió que se distingan las regiones de “respuesta rápida” ante eventos de las regiones de respuesta reducida.
Y agregó: “En este comienzo de primavera todo el sistema se encuentra en lo que ya se puede considerar como su piso de caudales en este año”.
“Hay visos de mayor actividad en esas regiones de respuesta rápida, por lo que un escenario probable es el de una lenta recuperación, quebrando la bajante predominante, sin salir de aguas bajas”, aclaró.
El fantasma de las similitudes con la crisis hidrológica que comenzó en 2019, lamentablemente, está. “Las similitudes son claras, tanto en lo climático como en lo hidrológico”, lamentó Borús.
Por la hidrovía también navega el temor a La Niña: se profundiza el problema de las “aguas bajas”
En la actualidad, en la represa de Itaipú, compartida entre Brasil y Paraguay sobre el cauce del río Paraná, a pocos kilómetros de la frontera argentina, tanto la afluencia como la descarga se mantienen en niveles de aguas bajas.
Incluso, los niveles en la cuenca alta del río Paraguay se observan en gradual descenso estacional, significativamente por debajo de lo normal.
“Sobre el tramo medio se lo observa notoriamente en aguas bajas, en niveles críticos, ya en valores semejantes a los mínimos de 2021 y todavía se prevé persista en leve descenso”, remarcaron desde el INA.
¿QUÉ DEBEN HACER LOS PRODUCTORES?
Bajo este panorama, el arroz y la ganadería de islas podrían ser en principio las dos actividades que más nota deben tomar ante la situación, ya que su abastecimiento de agua para la producción tiene al Río Paraná como un elemento fundamental.
Ahora, con la situación actual y lo que se analiza de cara al futuro, el escenario presenta algunos grises.
Los organismos informaron que, al 23 de septiembre, el caudal promedio del Río Paraná en la zona de la represa de Yacyretá se situó en el rango de los 8.000 a 9.000 m3/s (EBY 2024). Mientras que, históricamente, el caudal medio varió generalmente entre 12.000 y 16.000 m3/s.
Este curso de agua, plantearon, transporta la cantidad de agua suficiente como para “regar por inundación una hectárea durante los tres meses que requiere el cultivo”.
Es decir, “actualmente y en unas 10 horas el río Paraná transporta el agua suficiente para regar 36.000 hectáreas, y en 20 horas, menos de un día, para regar 72.000 hectáreas, casi el 80% del total de lo que se planea sembrar esta campaña en nuestra provincia”, sostuvo Ditmar Kurtz, coordinador de Investigación y Desarrollo Tecnológico del INTA Corrientes.
En la región, si la bajante se agudiza, generará impactos según el tipo de producción.
Frente a este escenario, técnicos del @intaargentina y del @INA_arg analizan la situación actual, comparten las estimaciones para los próximos meses y brindan recomendaciones a los productores. pic.twitter.com/LUqg06NVDt
— INTA Informa (@INTAInforma) October 3, 2024
De acuerdo con Kurtz, “para el arroz bajo riego y frente al escenario actual, no se deberían esperar pérdidas de producción por reducción de áreas de siembra, ya que, en la bajante anterior, 2021-2022, la mayoría de los productores y empresas que riegan desde la costa del río, en general, ya realizaron las inversiones necesarias para adecuar todo el sistema de acceso al agua y de bombeo”.
En particular, el cultivo de arroz bajo riego se beneficia de la escasez de lluvias, ya que cuando llueve poco, la nubosidad suele ser menor y es mayor la oferta de radiación solar. Este cultivo precisa esas condiciones, sobre todo en el período de floración.
¿Qué puede pasar con la ganadería de las islas? Allí el panorama podría complicarse un poco más, ya que una reducción de los niveles de agua en los sectores bajos y de áreas de ribereñas inundables, al secarse, puede afectar la disponibilidad y calidad del forraje.
Uno de los temores en el INTA es que en las áreas de pastoreo cercanas a las riberas, al secarse, disminuya la disponibilidad de forraje natural y que ello repercuta en la productividad ganadera,” pudiendo incluso aumentar el riesgo de incendios en islas y costas”.
“La evidencia satelital indica que el área que abarca el valle aluvial de río Paraná ha experimentado un retroceso si comparamos las imágenes de enero y de septiembre de 2024”, explicó Kurtz.
La tendencia actualmente es negativa. “Al comparar el área total cubierta con agua en el valle de inundación del río Paraná, desde el límite entre Misiones y Corrientes hasta Gualeguay, en Entre Ríos, con el sector correspondiente solo a la provincia de Corrientes, se evidencia que la retracción actual del agua en esta última zona (Corrientes) es más pronunciada que durante la bajante anterior, ocurrida en 2020-2021”, puntualizó Kurtz.
José Rafart, director del INTA Corrientes, indicó: “La principal recomendación es aprovechar el tiempo y no retrasar ninguna labor”.
En ese sentido, consideró que “si todavía no se adecuaron los accesos o canales para obtener el agua del río, es el momento de hacerlo, y en caso de optar por reducir el área a sembrar, es aconsejable priorizar los lotes con mejor accesibilidad y facilidad para el riego, con mejores tipos de suelo y descartar los que presenten mayores dificultades”.
De acuerdo con Rafart, “si los productores o empresas arroceras no realizaron todavía las inversiones para adecuar el acceso al agua para riego, se deberá afrontar el costo de las inversiones necesarias para adecuar el sistema de bombeo y evitar así, abandonar lotes si la bajante se profundiza aún más”.
A los productores ganaderos el director de INTA Corrientes les recomienda revisar, clasificar la hacienda y vender los descartes. Verificar los alambrados que limitan o están cerca del curso de los ríos o brazos que pudieron haberse secado para que no se pierda o se mezcle la hacienda.