En uno de los principales países europeos, se han empezado a comercializar los primeros huevos del mundo procedentes de gallinas ponedoras, las que fueron identificadas como “gallinas” a los nueve días de la fertilización del huevo, es decir, sin que haya sido necesario esperar a su eclosión y posterior sexado para determinar si el pollito era macho o hembra.
Así, lo indicaron desde un medio europeo, el cual remarco que esto ha sido posible gracias al Proceso Seleggt desarrollado por Seleggt Responsible Solutions.
El mismo se trata de un proceso patentado adaptado al sistema industrial, que permite la identificación endocrinológica de género en los huevos, evitando que se tenga que sacrificar a los pollitos macho como lleva a cabo actualmente la industria avícola.
Los huevos cuentan con el sello “respeggt”, identificación que permite que los consumidores que se preocupan por el respeto y bienestar animal, saber que estos huevos no se asocian a la matanza de aves.
En este marco, el medio indicó en forma resumida, como es el proceso de cría de pollitos para ser gallinas ponedoras o pollos para la industria alimentaria.
El proceso de antes
Se inicia con la recolección de miles de huevos fertilizados que se almacenan en unas cámaras especiales que reproducen el ambiente adecuado para el desarrollo de los polluelos, a una temperatura de 37º C y una humedad relativa del 55%.
Cuando faltan tres días para la eclosión, la humedad se eleva al 70% para facilitar el ablandamiento de la cáscara y que los pollitos puedan romperla con menos esfuerzo.
Una vez eclosionan, se procede al separado de la cáscara y al sexado de los pollitos. Luego, expertos comprueban las alas para determinar si son machos o hembras a través de una diferencia en las plumas, aunque dependiendo de la raza se determinan las diferencias por el color o por las variaciones anatómicas de la cloaca.
Inmediatamente, una buena parte de los pollitos macho son sacrificados, ya que no tienen valor comercial para la industria del huevo, sacrificio que ha sido denunciado por grupos ecologistas desde hace años por considerar que la producción avícola industrial atenta contra los derechos de los animales, ya que pueden ser gaseados o introducidos vivos en una trituradora.
El proceso de ahora
En cambio, con el Proceso Seleggt, se evita el sacrificio de millones de polluelos. El proceso de la empresa Seleggt permite determinar el sexo del pollito nueve días después de la fertilización del huevo, por lo que se pueden separar los huevos que interesan para seguir incubándolos durante 21 días. Este sistema permite prescindir de la selección y sexado de los pollos en vivo.
La técnica se basa en el uso del láser para realizar una pequeña incisión de 0’3 milímetros en la cáscara del huevo y así, poder extraer una pequeña cantidad de fluido alantoideo, localizado entre la membrana extraembrionaria y la cámara de aire que tienen los huevos. Cabe destacar que el proceso es mínimamente invasivo y no afecta al desarrollo del embrión.
Posteriormente, este fluido se coloca en un marcador patentado para detectar el sulfato de estrona, la respuesta del sexo se ofrece a través de un marcador de color (como si fuera un test de fertilidad) que identifica el sexo del ave.
Gracias a este avance en la identificación del género en los huevos, una nueva generación de gallinas ponedoras procedentes del sistema que evita el sacrificio las aves, ha permitido que Alemania comercialice los primeros huevos del mundo no asociados al sacrificio de pollitos.
Por último, el siguiente paso es poner a disposición de la industria avícola esta tecnología, que se prevé podrá estar disponible para su implantación a partir del año 2020.