Las recientes declaraciones de autoridades sanitarias rusas de que la aftosa, detectada cerca de la frontera con China, está avanzando hacia el oeste a un promedio de cien kilómetros diarios (con lo cual llegaría a las regiones que limitan con Europa antes de mediados de septiembre) no hacen más que complicar al sector agropecuario de ese país.
Rusia ya viene siendo noticia por su reciente brote de gripe aviar, el cual se teme que también se expanda hacia el oeste por medio de aves migratorias. De hecho, esta semana inspectores sanitarios finlandeses dijeron haber encontrado en su territorio aves procedentes de Rusia que podrían estar infectadas con la cepa H5N1, letal para los seres humanos.
En forma preventiva, el gobierno finlandés ordenó la adquisición de 1,3 M de dosis de vacunas.
En Holanda y Alemania se aplicó la prohibición de criar aves al aire libre. Todos los pollos, pavos y otras especies fueron confinados en galpones. El gobierno británico anunció una medida similar, pero luego se echó atrás, ante el temor de que se genere un pánico desmedido. Esas malas noticias sanitarias de Rusia -exageradas por algunos medios- generan ciertos temores que podrían ser aprovechados por aquellos países que se oponen al ingreso de ese país en la OMC (principalmente, los grandes exportadores de trigo), que debería definirse este año.
En lo que hace a la aftosa, al ser inocua para los seres humanos no causa el mismo impacto en la opinión pública, aunque podría originar importantes pérdidas para la ganadería rusa.
El último brote, detectado en la región de Khabarovsk, fue el segundo de este año. El primero se detectó en julio y derivó en la aplicación del “rifle sanitario” a 230 cabezas de ganado. Pero hay otros cuatro brotes, detectados en regiones más occidentales, pendientes de confirmación oficinal. La producción bovina rusa viene cayendo desde que el fin del comunismo terminó los subsidios al sector. Este año, antes de la aftosa, se estimaba que los volúmenes de carne vacuna caerían 4%, aunque esa baja sería compensada por un incremento del 3% en la producción porcina.
Sebastián Masana |
Especial para Infocampo