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Rizobacter: Cuando el negocio es cuidar la semilla

La simbiosis entre las bacterias y las leguminosas, para la fijación del nitrógeno del aire, se convirtió en el eje del negocio de Rizobacter Argentina SA, cuando a fines de los 70 el ingeniero agrónomo Miguel Harnan la fundó en la ciudad de Pergamino.

La simbiosis entre las bacterias y las leguminosas, para la fijación del nitrógeno del aire, se convirtió en el eje del negocio de Rizobacter Argentina SA, cuando a fines de los 70 el ingeniero agrónomo Miguel Harnan la fundó en la ciudad de Pergamino.
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Originalmente la idea había sido la producción de inoculantes para la alfalfa, pero el surgimiento a escala masiva del cultivo de soja, otra leguminosa, reorientó la producción de inóculos hacia este cultivo.

En 1981 se sumaron como socios de Harman, Ricardo Yapur, Jorge Mac Mullen y Enrique Ripoll. Luego del fallecimiento de Harnan, las herederas de él quedaron como accionistas de la compañía.

En la actualidad el negocio de Rizobacter se focaliza en dos grandes productos: los inoculantes, masivamente orientados a la soja, y los curasemillas, también con una fuerte orientación a este cultivo y los híbridos.

Alrededor de un cuarto de la facturación, que para el ejercico cerrado al 30 de junio se ubicó en unos $68 millones, correspondió al âpackâ de inoculante más curasemilla, en tanto que dos de los tres cuartos restantes correspondieron a curasemillas solos e inoculantes solos, en partes iguales.

El mercado de los inoculantes para soja puede valuarse en unos u$s50 millones, considerando que se siembran 16 millones de hectáreas y que el costo promedio del tratamiento por hectárea puede situarse en 3 dólares.

Según datos del mercado, el 90% del área efectivamente se inocula. Rizobacter estaría manejando entre 25 y 30% del mercado, en un mano a mano con Nitragin, su principal competidor.

Pero en este mercado operan en la Argentina unas 32 marcas, varias de ellas posicionadas localmente.

Rizobacter maneja las formulaciones líquidas, que fueron desplazando a las en base turba, aunque no dejó de ofrecer esta opción a los productores.

Con un mercado interno de inoculantes llegando a su madurez, la compañía de Pergamino apuntó al exterior para continuar su expansión. Así formó Rizobacter do Brasil y Rizobacter del Paraguay, para abastecer dos mercados en donde la soja se encuentra en franca expansión. Al mismo tiempo le apuntó a los Estados Unidos (llevan cuatro campañas vendiendo), desembarcó en China y ahora prepara la apertura del mercado indio.

Mientras que en el mercado interno, la venta de inoculante se realiza mayoritariamente en la modalidad de pack con curasemillas, para el exterior se vende solo. Las exportaciones superan los u$s3 millones en las últimas dos campañas.

El otro gran segmento de negocios que son los curasemillas aparece dominado por la formulación clásica de tiram más carbendazim. Por eso, y con la estrategia de diferenciarse, Rizobacter logró un acuerdo con Syngenta, para comercializar un curasemilla más sofisticado como es el Maxim (fludioxonil más metalaxil).

Al respecto hay que decir que el mercado de los curasemillas se divide en dos grandes grupos: el de aquellos que son de acción fungicida y el de los de acción insecticida.

Gracias a Maxim, Rizobacter está proveyendo de curasemillas a las principales semilleras, donde hay una tendencia verificada a la venta de la semilla ya tratada. Es factible que para 2007 Rizobacter obtenga la exclusividad de este producto y de Cruiser, de parte de Syngenta. Para tener una dimensión de lo que mueve el mercado de los terápicos de semillas, se puede decir que rondó los u$s45 millones en la última campaña.

Un competidor fuerte, aunque en curasemillas contra insectos, es Bayer Cropsciences, que opera con sus marcas Gaucho y Poncho. Igualmente, hay acuerdos para el licenciamiento de Futur.

En lo que hace a su estrategia a futuro, Rizobacter apuesta al desarrollo de los inoculantes para aplicación en la línea de siembra (no en la semilla), una tecnología que está demostrando resultados, pero que se estima será para un segmento de productores de alta tecnología.

También está apostando al desarrollo de inoculantes para trigo y maíz con bacterias del género Pseudomonas, donde se diferencia del resto de la oferta, que utiliza las del género Azospirillum.

Otro producto con una buena performance es el coadyuvante para herbicidas Rizoecospray, con el que la compañía apuntó a entrar en el atractivo mercado de la fumigación. También maneja la línea de cebos tóxicos para babosas, caracoles y bichos bolitas, tres plagas que hicieron eclosión a partir de la siembra directa.

La política de ventas de la compañía se basa en la red de distribuidores, donde las agronomías representan el grueso del canal. Tiene un cuerpo de ventas de 30 personas, para cubrir un mercado nacional dividido en siete regiones.

En total emplean más de 130 personas, a los que se suman unas 20 de carácter temporario.

La empresa certificó ISO 9001:2000 y espera certificar, para abril de 2007, ISO 14001:2004 en gestión ambiental y OHSAS 18000:1999 en seguridad ambiental y salud ocupacional.

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