El Centro de Información Nutricional de la Carne de Pollo (CINCAP) aseguró que la incorporación del pollo en las primeras comidas de un bebé trae beneficios nutricionales, como también, genera estímulos en el niño para masticar.
Según algunos expertos, se considera que el momento oportuno para comenzar a dar alimentos distintos a la leche materna o de fórmula a niños sanos nacidos a término es a partir de los seis meses de vida. En ese sentido, una vez cumplido ese tiempo, la leche materna por sí sola deja de ser suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de los lactantes. Además, el organismo del bebé como su desarrollo motor están en general lo suficientemente maduros como para procesar otras comidas.
Asimismo, los primeros alimentos tienen una función “educativa” ya que permiten al niño explorar nuevas texturas y sabores, al tiempo que contribuyen al desarrollo de habilidades masticatorias y deglutorias.
Cómo lo incorporamos
La carne de pollo es tierna por naturaleza, por lo tanto, es ideal para incorporar en forma desmenuzada en papillas, como así también para ofrecer luego en pequeños trozos que el niño puede tomar con sus propias
manos.
Es habitual comenzar a darle a los bebés puré de banana, manzana, pera o duraznos, así como papillas de papa, batata, calabaza y polenta, entre otros. Sin embargo, ya desde este momento puede ofrecerse una cucharada sopera de carnes magras como carne de pollo, ya sea hervida, al horno o a la plancha sin costra, desmenuzada o rallada.
Beneficios nutricionales
En cuanto a su valor nutricional, ofrece proteínas de óptima calidad y de muy fácil digestión, indispensables para el crecimiento. Aporta numerosas vitaminas del complejo B y tiene hierro de fácil absorción, un nutriente crítico en este período de la vida, al igual que el zinc.
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