Hoy comenzó el verano, y junto a él, las altas temperaturas y la humedad agobiante en la ciudad. Sin embargo, es una linda estación para la huerta. Muchos vegetales tienen su etapa de crecimiento en esta estación, lo cual permite tener una mayor variedad de alimentos para la mesa del hogar.
En este marco, es importante el cuidado y mantenimiento de la huerta, en función de las especies frutihorticolas sembradas para que logren desarrollarse y crecer para poder obtener un producto en excelentes condiciones de calidad, sabor y tamaño.
Infocampo trae a través del INTA Informa, los consejos de técnicos del programa ProHuerta, que llevan a cabo el INTA y el Ministerio de Desarrollo de la Nación, para tener en cuenta en esta época.
Básicamente, “sembrar superficies que podamos atender”, apuntó Mónica Filippi, especialista del INTA Chivilcoy. La elección del espacio determina el tipo de planta que se sembrará, pero también permite adaptar la huerta a las posibilidades de cada uno: en este sentido, canteros y envases son una gran alternativa para niños, personas con discapacidad y adultos mayores.
“Es mejor utilizar canteros de un metro de ancho y del largo que deseemos, así dejamos caminos no cultivados para acceder a la huerta”, indicó Filippi.
En cuanto a los envases, sugirió observar la profundidad para saber qué sembrar. Si bien esto depende del tamaño final de cada planta, cultivos como como achicoria, cilantro, radicheta, rúcula, perejil y ciboulette se adaptan a las macetas jardineras.
Especies
El período primavera-verano asegura luz solar y la posibilidad de que crezcan frutales y hortalizas de fruto como zapallos, zapallitos, pepinos, sandías, melones, tomates, berenjenas, pimientos, porotos y maíces. Asimismo, indicaron que prosperan otras especies como albahaca, acelga, batata y papa.
“Para lograr verduras a lo largo de toda la temporada, la clave está sembrar por etapas y no todo de golpe”, sostuvo la técnica.
Cada vez que se realice la siembra, es necesario considerar dos aspectos: por un lado, la profundidad a la que se coloca cada semilla y, por otro lado la densidad.
En general, la profundidad de siembra es de dos a tres veces el tamaño de la semilla. Por su parte, el ajuste de la densidad evita que crezcan muchas plantas en un espacio donde no pueden desarrollarse. Para calcularla, una buena medida es la pizca de sal, ya que cada pizca contiene entre 20 y 30 semillas y se selecciona la cantidad acorde al tipo de contenedor.
Asímismo, Filippi dijo que las hortalizas necesitan más de ocho horas de sol para un crecimiento saludable. “La demanda de intensidad depende del tipo de hortalizas: las de fruto se ubican en la zona más soleada de la huerta, mientras que las de raíz se adaptan a un sector intermedio”, analizó y agregó: “Si somos exigentes y requerimos una producción de raíces de buen tamaño, debemos ubicarlas en un lugar soleado, bien mullido y abonado”. Con respecto a las de hoja, requieren menos luz y permiten aprovechar áreas con más sombra.
Malezas
La especialista recomendó controlar la aparición de malezas al inicio del cultivo para favorecer el desarrollo de las plantas, regar sin inundar y mantener la tierra suelta. “Es conveniente remover la tierra y acomodarla sobre la base de las plantas para promover el crecimiento de nuevas raíces”, afirmó Filippi, quien a la vez, destacó la importancia de combinar diferentes especies para “lograr el principio de diversidad, uno de los pilares del sistema agroecológico”.
Para concluir, a la hora de la cosecha, “todas las verduras de hoja se pueden cortar, sin arrancar, y vuelven a crecer muchas veces, hay plantas de acelga que duran varias temporadas”, explicó la especialista.
Para conservar la producción de hojas, “podemos pasarlas un minuto por agua hirviendo, luego por agua helada, las dejamos enfriar y las guardamos embolsadas en el freezer”, detalló.