Peter Zuurbier es un profesor de agronegocios en la universidad holandesa de Wageningen y un frecuente visitante de la Argentina.
El pasado sábado 29 de setiembre estuvo en el Programa de Agronegocios y Alimentos de la UBA, en u seminario donde trató su tema favorito: la competitividad de las cadenas de valor. Zuurbier explicó que un factor determinante es el tipo de cambio.
Pero por otra parte, políticas no proteccionistas estimula la innovación y la competitividad de los agronegocios, proyectándolos más agresivamente al mercado internacional.
“Es el caso de Nueva Zelanda, un país con un alto proteccionismo de su industria, que en un momento dado decidió salir de ese esquema, que significa más costos para los contribuyentes”, explicó el profesor.
“Al principio, las industrias del cordero, la lana y los lácteos sintieron el shock, pero luego supieron innovar y hoy las empresas neozelandesas son fuertes jugadores en el mercado mundial”, sostuvo Zuurbier.
-Hace años visita nuestro país, ¿cómo describiría la situación actual?
-Lo que yo veo o percibo, en esta interesante experiencia, es una intervención del Estado en el sector agropecuario. En algunas industrias hay un alto nivel de proteccionismo junto con una política de precios, como en la carne (vacuna).
El punto es conocer cuál es el impacto de todo esto y el hecho es que la Argentina ha perdido gran participación en el mercado mundial, a expensas del crecimiento de otros países. Claro que luego de la crisis de 2001, el gobierno debió buscar una estabilidad social, con medidas como ésta.
-Usted dijo que el tipo de cambio es sumamente importante en la competitividad. Pero al mismo tiempo estamos viendo una política proteccionista. ¿Qué resulta de esto?
-Para los productores, que deben comprar sus insumos, por ejemplo fertilizantes, en dólares o euros, un tipo de cambio alto los obliga a pagar más. Pero al mismo tiempo, las oportunidades comerciales son mejores con una moneda débil y esto explica en parte que la Argentina haya podido crecer a una tasa de 7 u 8% anual. O sea, el tipo de cambio juega un rol destacado en el mercado externo. El proteccionismo juega puertas adentro, por ejemplo, para cuidar a los agricultores (N. de R.: se refiere al caso de la Unión Europea).
-¿Cómo ve el agronegocio argentino en el futuro, más orientado a las materias primas o a los productos con valor agregado?
-Bueno, ¡mucho va a depender de la política que implemente el próximo gobierno! No sólo en materia de tipo de cambio sino también de la confianza que genere en los productores, para que inviertan en su país. Es decir, la confianza tracciona inversiones y eso lleva a producir bienes de mayor valor agregado.
-Pero tal vez haya una paradoja, porque en un mercado de la carne intervenido es cuando están desembarcando inversiones extranjeras, cosa que no ocurría desde hacía muchos años.
-Los capitales internacionales siempre están en busca de oportunidades y si usted mira a la producción, la Argentina es un país importante en el comercio mundial. Es una paradoja, porque mientras que en una mano está el riesgo, en la otra están las inversiones, con una visión de largo plazo. Por eso en este momento a pesar de que el riesgo (país) es alto, las empresas deciden invertir, porque su expectativa de largo plazo es que el perfil de la Argentina mejore.
-¿Qué diferencias ve entre el agronegocio brasileño y el argentino?
-La primera diferencia entre ambos, a favor de Brasil, es el tamaño, su gran mercado interno. Además su agricultura tiene un fuerte posicionamiento en el mercado global. Sus agroexportaciones rondan los u$s55.000 millones y está creciendo año tras año. Hay buenas compañías y emprendedores. En algunos
productos, como maíz, soja, los productores se parecen mucho a los farmers estadounidenses. También
se destacan por su gran escala y bajo costo de producción. La Argentina también tiene fantásticos emprendedores, como Aapresid, que hizo un gran trabajo para incrementar la productividad. Es decir, hay muchas similitudes entre ambos, difiere el entorno macro.
