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Quesos que van desde La Pampa al resto del mundo

La semana próxima recibirá la visita de equipos técnicos extranjeros que habilitarían la planta para exportarlos frescos. Hace un mes implementó en uno de sus tambos un sistema rotativo que ordeña ochenta vacas en diez minutos

La semana próxima recibirá la visita de equipos técnicos extranjeros que habilitarían la planta para exportarlos frescos. Hace un mes implementó en uno de sus tambos un sistema rotativo que ordeña ochenta vacas en diez minutos
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La María Pilar Estancias S.A. es una tradicional empresa familiar que se especializa en la elaboración de quesos de alta calidad, ubicada a las afueras de la localidad de Catriló, en La Pampa.

Con especial atención en el control de la materia prima, procesa unos 45.000 litros diarios de leche, con un rinde promedio de 4.800 kilogramos de queso por día.

“La firma tiene tres tambos donde se ordeñan a diario 2.200 vacas, y hemos puesto en marcha hace un mes y medio un nuevo sistema rotativo que ordeña alrededor de 600 vacas y es uno de los cinco de su modalidad, en todo el país”, dijo a Infocampo Guillermo Trotz, director de la firma.

Con más de noventa años de experiencia, elabora once variedades distintas de quesos, agrupados en los tres grandes grupos: blandos, semiduros y duros. “Hoy estamos exportando a Albania, y otros países de la Comunidad Europea”, aseguró Trotz.

“Tenemos abierta una serie de mercados y no siempre la conjunción dólar y precio son favorables. A veces exportás con un precio que creés que vas a ganar un poquito y al final perdiste. La realidad es que tenemos que seguir probando, y contamos con el esfuerzo mancomunado de todos los empleados para mantener la calidad que nos permita ingresar en otros mercados”, dijo

La empresa, en la que trabaja toda la familia, realiza un minucioso control en todas las secuencias del proceso de producción para la obtención de un queso, desde la confección de un silo para transferir forraje de verano a invierno, pasando por el proceso de ordeño, la pasteurización de la leche, las exigentes técnicas de higienización y limpieza de los tambos y la fábrica, todos procesos que intervienen en la delicada tarea de la elaboración de los quesos.

Para dicho proceso cuenta con maestros queseros que vuelcan todos sus conocimientos y experiencias para el desarrollo del mejor producto.

“La fábrica tiene aproximadamente 45 empleados, que procesan a diario 53.000 litros de leche producidos por nosotros, y en esta época es cuando más leche procesamos hasta los primeros meses del año, en la producción baja.”

“Con esta cantidad de leche, calculamos que entre quesos duros y blandos elaboramos 5.300 kilos de quesos por día”, dijo Gustavo Camañano, jefe técnico de la fábrica.

La empresa cuenta con certificaciones como las Normas ISO 9002 y 14.001, esenciales para su apertura al riguroso mercado internacional.

Además, la tarea se completa con un proceso de maduración y estacionamiento a temperaturas y humedad controladas periódicamente, para lograr las cualidades, aromas y gustos distintivos de sus quesos, que día tras día se expanden al mundo.

La genética, como base de la calidad

La tecnología usada por la empresa es de última generación, complementada con recursos humanos capacitados e integrados a todo el proceso de la compañía.

“Las ventas en el mercado interno son complicadas. Es muy difícil competir con grandes empresas. Por las características de nuestra firma, que es una sociedad anónima familiar de toda la vida, pretendemos no trabajar de ninguna forma que no sea la real y la lógica”, dijo Trotz al tiempo que aseguró que en la próxima semana esperan visitas técnicas de otros países que habilitarían la planta para exportar.

La tarea del tambo arranca muy temprano, a las 3 y media de la mañana, con su primer ordeñe que logra hacerlo de una manera muy rápida, cuatrocientas, quinientas vacas por hora, dada la eficiencia del nuevo sistema rotativo en que las 80 vacas que ingresan por turno aportan entre 25 y 35 litros por día.

Se arranca con distintos ritmos según las actividades que toda la estancia realiza. “En la fábrica por ejemplo a las cuatro de la mañana se enciende la caldera y los de agricultura alrededor de las 7 ya comienzan a trabajar.

La genética para lograr animales de mejor calidad y con mayores rindes productivos, llevan a la empresa a elegir el semen extranjero, especialmente el americano.

“Empezamos usando jersey para las cruzas con las vaquillonas, pero después de darnos cuenta que no éramos tan buenos productores de pastos como creíamos, comenzamos a usar mucho silo”. “Producimos 700 hectáreas por año de silo de maíz, y mucho grano y de a poco nos fuimos orientando hacia ejemplares de más alta producción”.

Por Gustavo Malem

Redactor de Infocampo

Enviado especial a La Pampa

gmalem @infobae.com

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