Según nuestra visión, se haría necesario que Estados Unidos complemente la política de “tasas bajas” con una transferencia de riqueza de los acreedores a los deudores, ya sea recortando deudas o inflando los activos.
En efecto, Ben Bernanke, titular de la Reserva Federal, sacó rápido de la crisis a Estados Unidos (sept 2008-jun. 2009). Pero su artillería, por ahora, no funciona para sostener el crecimiento. La semana pasada el titular de la FED pidió tiempo porque sostiene que su “política de tasas bajas” tendrá efecto pero más en el “largo plazo”.
También aseguró que la FED sola no puede y sugirió que la Administración Fiscal y el Congreso debieran ayudar con políticas complementarias. Políticas que por ahora no han logrado consenso.
Desde el inicio de la crisis en 2007, la agresiva política monetaria de la FED volcó importantes volúmenes de liquidez en el mercado (Quantitative Easing 1 y 2; QE2: junio 2010 por u$s600 mil millones en bonos del tesoro) y desplomó la tasa de interés (tasa FED Fund bajó de 5,25% a “0/0.25%”).
A la par, el Tesoro impulsó fuertes paquetes de estímulos fiscales que dispararon el nivel de deuda pública a casi 100% del PIB. Tanto la política monetaria y fiscal expansivas permitieron que la economía lograra recuperarse rápidamente a un ritmo de 3.0% en 2010 y consiguiera estabilizar la tasa de desempleo en torno a 9.0%.
No obstante, estas medidas no lograron sostener el nivel de recuperación y en 2011 la economía se desaceleró visiblemente. En efecto, en el primer trimestre de 2011 creció solo 0.4% (trimestral-anualizado) -por el menor impulso fiscal- y en el segundo trimestre se expandió solo 1.0%, por el congelamiento del consumo interno, rebajándose la estimación inicialmente publicada (1.8% y 1.3%, respectivamente).
El escenario de recuperación más lenta y menores “grados de libertad” para impulsar la economía -por el “techo de la deuda” y las tasas recortadas a cerca de 0.0%- llevaron a los inversores a un terreno de incertidumbre e impaciencia. Ya pasaron 4 años del inicio de la crisis y la política económica sigue sin resolver los problemas del mercado inmobiliario, laboral y del sistema financiero.
El mercado espera que Bernanke siga volcando liquidez (Quantitative Easing 3 o reduciendo la tasa de encajes bancarios) para bajar todavía más la tasa de interés, particularmente la de largo plazo, que es la que reactiva la inversión y el consumo. Paradójicamente, la incertidumbre que generó la discusión sobre el limite de deuda pública y la rebaja de la calificación de S&P generaron tal inestabilidad que terminó ayudando (por las malas razones) a Bernanke y la tasa de 10 años de los bonos del Tesoro se desplomó hasta 2.0% anual (desde 2.4% anual).
La idea es que la liquidez reduzca el costo de apalancarse e impulse la demanda de crédito, reactive el consumo interno y la economía (“canal de transmisión” vía el crédito). Pero también debilite el dólar a nivel mundial e incentive las exportaciones americanas (“canal de transmisión” vía tipo de cambio).
Esto viene ocurriendo pero no a la velocidad necesaria (recién en 2011 comenzó a repuntar el crédito). Las tasas de los créditos bajaron pero la liquidez no es demanda por las familias, por estar todavía altamente endeudadas, con problemas de empleos y no muy buenas expectativas de ingresos. Así, esta liquidez queda en los bancos (encajes) o bien es direccionada hacia las economías emergentes (lo que explica la “guerra de divisas” por el “miedo a apreciarse” que invade a estas economías). Por caso, la tasa de hipotecas está en los mínimos de 30 años, pero como los precios de las propiedades no paran de caer la tasa de interés en términos reales termina siendo todavía elevada. También las tasas de tarjetas de créditos no bajaron tanto.
Por lo anterior, cabe preguntarse. Dada la fuertes políticas contraciclicas que se vienen aplicando ¿Por qué no repunta la economía?
La explicación se encuentra, en parte, en que la liquidez emitida por la FED no es demandada por las familias por la fenomenal “destrucción de riqueza” que sufrieron desde la tormenta sub-prime de 2006-2008. Esta deflación erosionó también a los “Fondos de Pensión” impactando negativamente en la expectativa de ingresos de los actuales y futuros jubilados.
Como se observa en el gráfico, los activos de las familias americanas, conformados principalmente por el valor de los inmuebles y los activos financieros, cayeron sensiblemente a partir de la crisis subprime por la finalización del boom de crédito impulsado por Alan Greenspan. El boom del crédito llevó a las familias a elevar su endeudamiento desde 45% del PIB en 1980 hasta el 100%del PIB antes de que estallara la crisis en 2007.
La demanda de crédito no aparece porque desde 2007 las familias están cancelando su deuda (desde 2007 hasta 2011 bajó de 100%PIB a 90%del PIB). Peor aún, como ocurre en el caso del mercado inmobiliario, las familias están cancelando deuda de inmuebles cuyo valor sigue disminuyendo (se calcula que el 20% de las hipotecas valen más que los inmuebles) y encima lo deben afrontar en un mercado laboral mas ajustado.
Por ello, por más que las tasas se ubiquen en mínimos históricos, la demanda de crédito y el consumo no aparece. Esto explica el pedido de tiempo y complementariedad hacia la Administración Fiscal. Posiblemente, en las próximas semanas el titular de la FED lance el QE3 (como espera el mercado) y ello “inflaría a las bolsas”, pero si no se acompaña con otras medias seguirá quedándose corto. Por ello es necesario que Obama incluya en el plan de empleos medidas para los tomadores de créditos, tal como una refinanciación de hipotecas.
Como se dijo al inicio, y salvando las importantes diferencias existentes entre la economía americana y argentina, Estados Unidos podría analizar la experiencia de nuestro país sobre cómo salió de la crisis de 2001. De manera ordenada, depreciando todavía más su moneda y posibilitando una transferencia de riqueza.
* Director de Mayoral Consultores