Seguimos contemplando con gran preocupación, el modo en el que los actores políticos de nuestra comunidad, buscan la manera de eludir lo importante y urgente, para perderse entre cuestiones que están lejos de lo que realmente preocupa.
A esta altura y a la luz de los acontecimientos, solo nos queda rezar, (siendo o no creyentes) para pedir que las bocanadas de esperanza que emana el nombramiento de un nuevo Papa, derramen lucidez, inteligencia y capacidad de reacción sobre los que llevan años fumando al costado de tanques de combustible. Aquí no hay humo de colores que valga. Aquí, lo que muchos sentimos es que se estiran los plazos, todos cobran su sueldo y mientras todo transcurra, lo importante espere.
Desde el Intendente para abajo, todos son responsables de la sensación y confirmación de ausencia total de rumbo para los problemas importantes. Un buen fin de semana largo y muchos turistas, no oculta los desarreglos. Un nuevo Secretario de Obras Públicas, no repara años de abandono. Una ordenanza impositiva elaborada con autismo, no puede corregir un déficit que se sigue generando a diario sin que se tomen medidas para controlarlo. Mientras nos entretengamos con los cargos, las peleas, las roscas y el chusmerio, el agua seguirá subiendo. Lamentablemente nos hemos acostumbrado a sobreponernos a muchas situaciones difíciles, pero algún día debemos aspirar a crecer más que a controlar problemas.
Desde la Sociedad Rural de San Pedro pedimos con respeto y con firmeza que todos los actores con responsabilidades en el gobierno local articulen de una buena vez todas las acciones que la comunidad necesita. Cada uno de los problemas arranca en una raíz común y son muchos miles de pesos los que cada mes les estamos pagando a quienes eligieron llegar a los espacios que ocupan, con supuesta vocación de servicio.
La diferencia entre el mundo real y el que viven quienes saben que a fin de mes encontrarán su sueldo acreditado casi sin transpirar, es cada vez mayor. Creemos que sólo planteando con energía este reclamo, en algún momento, se darán cuenta. Y si no, que nos ayude Francisco.
Por Raúl Victores. Presidente de la Sociedad Rural de San Pedro