Hay diversas razones por las cuales las malezas se volvieron resistentes a los herbicidas y de difícil control. Según indicó el Ing. Agr. José Peiretti del INTA EEA Slata “tienen su origen en una conjunción de factores concurrentes tales como la siembra directa (SD), la tecnología genética de resistencia al glifosato (RG), escasas rotaciones y el herbicida glifosato como monoproducto y el uso de distintos herbicidas con el mismo modo de acción”. Para el técnico, el uso indiscriminado del glifosato en sistemas de monocultivo, ha controlado eficazmente a las malezas sensibles pero a su vez ha ejercido una presión de selección en forma sostenida, generando la aparición de malezas resistentes a glifosato.
“Las malezas resistentes a herbicidas ya están instaladas en nuestro país, dependerá de nosotros, a través de los cambios que realicemos, que este impacto sea menor. Como primera medida debemos entender el problema, estudiarlo y aportar soluciones, y esas soluciones vienen de la mano del manejo de las comunidades de malezas y no solo del control químico de las mismas. Basta con observar lo realizado en los últimos años, es claro y evidente que hemos trabajado intensamente en generar biotipos resistentes a glifosato por lo tanto el esfuerzo es comenzar a manejar el sistema de forma diferente”, señaló el ingniero.
La cosechadora es un importante medio de dispersión de las semillas de malezas. Por eso, es fundamental hacer una limpieza y un manejo cuidadoso de las mismas.
Existen casos comprobados de campos totalmente limpios de malezas resistentes, donde de un año para el otro surgen problemas por la aparición de manchones en forma lineal coincidentes con el lugar donde transitó la cosechadora, principalmente en la zona de ingreso de la máquina al lote. “Esto se debe a que la cosechadora puede haber provenido de zonas con alta incidencia de malezas, las cuales llegaron a semillar e ingresar a la máquina. Estas malezas que logran producir simientes y completar su ciclo son las mismas especies que en los actuales sistemas productivos son catalogadas como resistentes”, dijo Peiretti.
Para evitar la diseminación de malezas a través de las cosechadoras, se deben tomar algunos recaudos antes de entrar a un nuevo lote.
Limpiando a fondo
La limpieza de las máquinas debe realizarse fuera del lote productivo y en un lugar de trabajo donde estas semillas no puedan germinar y generar un problema. El lugar adecuado es el patio del casco de la finca o sobre un camino rural donde luego se pueda juntar y destruir el material extraído con la limpieza.
A continuación, algunos consejos para lograr los mejores resultados:
1- Al finalizar la tarea de cosecha de un lote de producción, el personal encargado de la máquina cosechadora debe proceder a la limpieza general de la máquina, tratando de que el flujo de aire de la sopladora llegue a todos los órganos de la máquina.
2- En máquinas convencionales, prestar mucha atención en el momento de limpiar la zona de sacapajas, zaranda y zarandón dado que es una zona susceptible donde quedan adheridas muchas semillas de malezas, dado que estás se encuentran en mayor proporción en el material no grano (paja y granza) que ingresa a la máquina.
3- Importante destapar y limpiar delicadamente zonas críticas donde se alojan este tipo de semillas como son el sin fin de retorno y de grano limpio.
4- Destapar y limpiar la noria de granos del retorno y de grano limpio.
5- Limpiar minuciosamente el cabezal y toda la zona del embocador.
6- Una vez que se limpió con aire a presión los distintos órganos de la máquina, se debe poner en funcionamiento la cosechadora en vacío con el cabezal embragado, a las revoluciones de régimen para que las fuerzas de vibración que se produzcan ayuden a expulsar material que haya sido removido durante el proceso de limpieza con flujo de aire (sopladora). En esta operación el variador del ventilador o turbina de la cosechadora debe operarse al máximo de su capacidad.
7- Finalizado este proceso, se debe hacer fluir por todos los órganos internos de la cosechadora material seco con mucha hoja que ayude a barrer posibles semillas de malezas que pueden haber quedado ocultas durante el proceso de limpieza inicial. Para esta etapa se recomienda utilizar un fardo, o bien parte de un rollo desmenuzado, de alfalfa o rastrojo de trigo teniendo la precaución de que el mismo haya sido henificado en lote libre de malezas. Con la cosechadora en funcionamiento, el cabezal y el molinete embragados y las tapas de los sinfines y norias cerradas se debe proceder a alimentar la cosechadora con este material. El heno se debe proveer con una horquilla, colocándolo desmenuzado desde ambos extremos del cabezal y en forma continua para producir un flujo de material por los sistemas de trilla, separación y limpieza de la cosechadora.
8- Una vez finalizado este proceso donde la máquina ingirió y expulsó material de fibra y hoja proveniente de un heno utilizado como barredora interna de la cosechadora, se debe repetir todo el proceso de limpieza con sopladora de aire de la máquina (norias y sinfines abiertos) para descartar todas aquellas semillas y paja que fue removida del interior de la cosechadora y que pudo no haber sido expulsada con el barrido del fardo o rollo desmenuzado.
Asimismo, se debe prestar mucha atención a la limpieza del carro tolva que acompaña a la cosechadora, que también puede estar infectado con semillas de malezas resistentes.
A la hora de ingresar a trabajar a un lote destinado a semilla, se debe tomar la precaución de descartar los granos de la primera tolva que se coseche, para de esta forma asegurar que no se está contaminando estas semillas con la de malezas ingresadas a las máquinas en lotes anteriores.
“En el caso de los lotes destinados a semilla, una vez descartada la primera media tolva de semillas, se debe sopletear la tolva autodescargable y también introducir 15 kg de heno desmenuzado para limpiar las partes difíciles y ciegas de los sinfines del carro tolva”, recomendó el especialista de INTA.