En un año que comenzó con fuertes aumentos en el precio de los alimentos, lo que llevó a una suba de la compra de la leche directamente del tambo, el sector industrial lácteo empezó a vislumbrar cierta estabilidad en las góndolas y confía en que los valores no se dispararán en lo que queda de 2019.
Así lo estimó Gabriela Benac, una referente del sector, miembro de la comisión directiva de APYMEL (Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas) y socia de Lácteos Luz Azul.
“Mientras el tipo de cambio y las variables macroeconómicas se mantengan estables, no caiga el consumo local y el contexto internacional sea estable, el precio de la leche se debería mantener y por ende no debería haber un aumento en los precios del queso en lo que resta del año”, explicó Benac, al tiempo que remarcó que, durante años, la leche estuvo a US$ 0,20 el litro y ahora está a US$ 0,30 o US$ 0,35, lo que consideró “un valor razonable internacional”.
Benac recordó que más del 80% de costo del queso es la leche; mientras que el resto es energía, insumos, packaging, mano de obra, costos logísticos, entre otros. En ese sentido, señaló que “un altísimo porcentaje del costo del tambo es el alimento de las vacas”, y que tanto el forraje como los suplementos alimenticios “están dolarizados, ya que son elaborados a partir de commodities como el maíz y la soja“.
“Ese aumento de los insumos por devaluación junto con las dificultades climáticas de los últimos años (inundaciones y sequías, más la falta de rentabilidad que los llevó a desinvertir, han impactado negativamente en la oferta. Hoy nos encontramos ante un escenario de incremento de la demanda por tecnificación de las fábricas que han aumentando su capacidad instalada, potenciando este debalance”, analizó.
Cambio en las tendencias
Así como ocurrió en varias provincias con la compra de la leche y productos derivados directamente del tambo, los consumidores empezaron a volcarse a marcas alternativas a las tres grandes del mercado y a recorrer los barrios en busca de precios. Pero también buscan alimentos ricos y de calidad, lo cual favoreció el crecimiento de las empresas pequeñas y medianas, como es el caso de Luz Azul, la empresa que maneja Benac, que cuenta con franquicias y locales propios (además de Buenos Aires, próximamente abrirá sucursales en el NOA) que acortan la brecha entre el productor y el consumidor. En este caso, la marca no tiene presencia en góndola de supermercados y así logra mantener un precio competitivo, además de que en la Expo Suipacha, concurso referente a nivel nacional, obtuvo 10 premios de 13 categorías.
“Las fábricas compramos la leche directamente de tambos que por un tema de costos de flete, lo hacemos de los que se encuentran más cerca de nuestras fábricas. Las principales provincias lácteas son Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, La Pampa y Buenos Aires“, recordó la experta.
En ese sentido, resaltó que en Argentina el sector lácteo “siempre estuvo monopolizado por tres o cuatro grandes industrias”, mientras que el resto son entre 200 y 300 pymes con relativo bajo volumen de compra.