Zapallo, mandioca, maíz, sandía, melones, porotos, pepinos, cebollita, entre otras, verduras y hortalizas es parte de la fructífera cosecha de los productores nucleados en la Cooperativa Agropecuaria de Puerto Piray quienes pasaron del pino a los alimentos. Son ex trabajadores de empresas forestales que por iniciativa del Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI) ahora se dedican a la producción de alimentos, para el autoconsumo y la venta, en tierras que pertenecían a la firma Arauco.
La primera cosecha, con ejemplares de ciertas hortalizas como zapallos, sorprendió a los misioneros por el tamaño obtenido ya que se sembró en agosto y tuvieron que sortear muchos problemas climatológicos. Sin embargo, lograron virtuosos zapallos de más de 20 kilos en un predio donde por décadas se destinó a los pinos y eucaliptos.
“Esta iniciativa de la Cooperativa Agropecuaria de Puerto Piray y la primera cosecha concentra muchos logros, porque involucra a familias que quedaron desocupadas por la mecanización del trabajo en las forestales y porque están cambiando el paisaje en la región”, afirmó el presidente del IFAI, Ricardo Maciel. El logro no fue rápido. “Demandó muchos años de lucha, pero aquí estamos muy entusiasmados proyectando la siembra del año próximo”, agregó la presidenta de la Cooperativa Agropecuaria de Puerto Piray, Miriam Samudio.
Ciertamente para que las tierras volvieran a manos de los habitantes de Puerto Piray tuvo que intervenir el gobierno provincial. Y fue el IFAI que compró esas tierras en el marco de la ley XXIV N°11 de 2013, por la cual se declaró de utilidad pública una superficie de 600 hectáreas que pertenecían a la forestadora de capitales chilenos. De esa totalidad, hoy están sembradas 166 hectáreas para el autoconsumo de las familias cooperativizadas y la venta en ferias y puerta a puerta en Puerto Piray, Montecarlo, Eldorado y ciudades aledañas.
Hubo que desmontar aquello de utilidad para las papeleras. Hacer la extracción, limpieza y preparar a los nuevos colonos en el proceso de siembra, conservación y producción “pues no es lo mismo eso de tener una pequeña huerta al fondo de la casa con la producción a mayor escala”, contó Maciel, quien resaltó los talleres de formación que brindaron los técnicos del IFAI.
La capacitación se basó fundamentalmente en el uso de materia orgánica para mejorar la productividad. El uso de mantillos y compost orgánico y los conceptos básicos para organizar las huertas a mayor escala que las habituales de uso familiar. Y el primer resultado es exitoso y festejado por los productores que continuaron buscando este objetivo y no migraron del norte misionero, porque confiaron que es posible avanzar en la meta del autoconsumo productivo y también vivir con lo que produce la chacra.
“Es muy satisfactorio ver los primeros frutos de estas familias que vienen esforzándose hace muchos años para convertirse en agricultores”, dijo Maciel mientras recorría las plantaciones. “Aquí se conjugó organización, lucha y decisión política del gobierno provincial que atendió el pedido de esta comunidad. Y el logro está a la vista, de agosto a diciembre la primera cosecha para el consumo de las familias y también para la comercialización”, destacó el titular del IFAI.
Otra realidad, otro paisaje
La productora Silvia Acosta se mostró orgullosa por el logro: “cambiamos la realidad y el paisaje en Puerto Piray. Llevó 14 años de lucha y ahora tenemos nuestra primera cosecha”, manifestó emocionada. Mientras funcionarios y cronistas recorrían el lugar, la productora recordó que “muchos bajaron los brazos; otros decidimos seguir y no estábamos equivocados: aquí está el resultado”, mientras un productor exhibía una calabaza que pesa más de 20 kilos y que se obtuvo en poco más de cuatro meses sorteando variados problemas climáticos.
Acosta reconoció los beneficios del “trabajo conjunto, entre los productores y el gobierno porque esto cambia y mucho la realidad de Puerto Piray”. Por su parte, Miriam Samudio rememoró “la época de los pinos y eucaliptos, luego vino la desocupación y hasta pensar que teníamos que abandonar nuestro lugar. Pero, prosperó el trabajo comunitario y nos esforzamos para convertirnos en productores y hoy es logro cumplido”.
Samudio comentó que “la cooperativa destinó para cada familia una hectárea para el autoconsumo. Y el resto de la tierra a la siembra conjunta para el beneficio de los socios. Esta producción la vamos a comercializar en ferias francas y ventas puerta a puerta en nuestro municipio y los aledaños de la zona norte”. Reconoció que “no fue fácil el trabajo, porque no es sembrar como en casa. Tuvimos que aprender mucho y el desafío fue grande. Pero gracias al apoyo del gobierno provincial a través del IFAI hoy vemos el logro. Estamos muy entusiasmados y ya vamos planeando la siembra para el año próximo”.
Samudio insistió con la amplitud del trabajo que concentra la cooperativa, porque no solo se trata de sembrar. “Ya sacamos nuestras primeras semillas y trabajamos respetando los cauces de agua. No solo cambiamos el paisaje, la realidad sino que también somos amigables con el planeta”, comentó. El productor Arturo Soto también se mostró muy esperanzado en el nuevo emprendimiento. “Acá hay de todo, en pocos años no vamos a necesitar nada de afuera porque todo será producido por nosotros”, vaticinó mostrando una plantación de bananas, que seguramente el año que viene dará los primeros cachos.
“Hay maíz, poroto, pepino, calabaza, mandioca, sandía, melón, cebollita y todo lo necesario en verduras y hortalizas. Esto es muy bueno. Tenemos una excelente producción a pesar que el clima no acompañó. Así que estamos muy esperanzados en los logros para el 2018”, concluyó Soto durante la recorrida de la siembra que reemplazó pinos y eucaliptos por alimentos.