Oscar De Luca (59) y María de los Ángeles Dellatorre (52) nunca imaginaron que serían propietarios de un emprendimiento tan exitoso como sustentable.
Es que en la localidad de Saladillo, provincia de Buenos Aires, crearon un negocio impensado para la zona. Aprovechando una pequeña chacra heredara de sus padres, plantaron varios parrales de kiwi que hoy les permite comercializar una fruta de gran calidad de manera artesanal.
Ambos profesionales, él kinesiólogo y ella contadora, dejaron su ciudad natal de Mar del Plata para probar suerte en una tierra desconocida para el kiwi, logrando resultados sorprendentes.
Incluso, actualmente, organizan expediciones turísticas, donde visitantes concurren de varias ciudades para conocer de manera pormenorizada el trabajo en la chacra y su deseo de progreso continuo.
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UN EMPRENDIMIENTO QUE DIO FRUTOS
“En nuestros inicios tuvimos muchas piedras en el camino pero decidimos continuar y derribar los obstáculos. Hoy estamos orgullosos de lo que logramos juntos”, manifestó Oscar De Luca en diálogo con Infocampo.
El fundador del proyecto, junto a su esposa, comercializa los kiwis que cosecha en ferias comunitarias y también en el campo con una modalidad muy particular.
“Organizamos visita de turistas provenientes de grandes ciudades, a quienes les mostramos el proceso de producción y desarrollo de los kiwis y lo invitamos a cosechar la fruta. Es decir que tienen la opción de comprar el producto que ellos mismos recolectan”, contó el entrevistado.
Por otra parte, recordó que en plena pandemia debieron hacer delívery de kiwi para no perder las frutas. “Pensamos que era el fin de nuestros días pero terminó siendo una oportunidad. Con los delivery de kiwi logramos comercializar toda nuestras frutas ya que las ferias y las visitas estaban suspendidas”, recordó.
PASIÓN Y ESFUERZO
Sin dudas estas dos palabras recaen muy bien en la vida de estos emprendedores, quienes para llevar adelante el objetivo productivo y comercial hicieron un esfuerzo enorme. Sin embargo, ambos son consientes y recomiendan a los jóvenes que buscan una salida laboral “insistir en sus metas”.
Es así que aseguran que las primeras experiencias de ventas no fueron las mejores. “Llevábamos los kiwis al mercado y no era rentable, porque siempre surgía un problema distinto”, recuerda.
Razón por la cual se propusieron comercializar su producción de manera directa en ferias y mercados agroecológicos y también a orillas de la ruta, donde actualmente son conocidos por todos los viajeros.
“De esta manera podemos vender a un precio razonable y ofrecemos un producto excelente que nuestros clientes nos reconocen en cada encuentro. Eso es impagable”, asegura el kinesiólogo.
Si bien los productores continúan ejerciendo sus profesiones en Mar del Plata, hoy su cabeza sigue generando proyectos en Saladillo.
“Estamos impulsando el camino de la vitamina C. Queremos avanzar en un lindo proyecto familiar con plantaciones de cítricos. Esto nos va a permitir comercializar limones, naranja, mandarina y pomelo cuando finaliza la época del kiwi”, explicó.
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Esta nueva iniciativa se realiza en dos hectáreas, y al igual que el kiwi, se produce con la utilización de riego. “Los cítricos nos permite seguir trabajando cuando ya no tenemos más kiwi”, contó
Además, impulsados por su valor y ganas de progresar, no dejan de brindar consejos a los jóvenes que buscan una salida laboral propia y natural.
“Si tenés pasión por la naturaleza y si necesitas un cambio en la forma de vivir, no dudés en emprender un nuevo rumbo ya que seguramente va a ser el mejor”, coinciden los emprendedores, basándose en su experiencia. En ese sentido, argumentan que no hay que tenerle miedo a los cambios y admiten que se necesita “más coraje que dinero”.
De Luca, contó además que fueron agregadas al negocio otras variedades de kiwi destinada a fortalecer el mercado con calidad. “La primera plantación que tuvimos corresponde a una variedad temprana llamada Summer, que madura en marzo. Ahora colocamos un parral nuevo con la variedad Hayward que maduran más tarde y nos permite más continuidad en la venta”, destacó.
VENTA A UN PRECIO “RAZONABLE”
La idea de comercializar los kiwis, y ahora también los cítricos, en ferias itinerantes o al costado de las rutas tiene dos beneficios sustanciales.
El primero es para los emprendedores, ya que los gastos de comercialización es menor a llevarlos al mercado, y el otro aspecto favorable es para el cliente, debido a que el precio de venta es hasta un 50% menos que en una verdulería de cualquier ciudad.
“Bajar considerablemente el costo de comercialización nos otorga la posibilidad de vender un producto de alta calidad a un precio menor al que se encuentra en cualquier frutería”, sostiene el entrevistado.
Por otra parte, ponderó la idea de realizar turismo rural en su finca. “En nuestro establecimiento recibimos a turistas que participan de una visita guiada donde les contamos sobre nuestro proyecto y los aspectos técnicos productivos”, manifestó.
Pero además, pueden cosechar la fruta con sus propias manos y comprarla, a través de una experiencia única. Es decir que los participantes recolectan las frutas, la pesan y se las pueden llevar a sus casas. “Hay que buscarle la vuelta al sistema por varios lados. Este es uno muy emocionante, debido a que la gente de las grandes ciudades se prenden mucho con la propuesta”, explicó.
El negocio es visitado periódicamente por escuelas y otros establecimientos educativos, que tienen como objetivo conocer la producción y transmitir a sus alumnos el conocimiento de lo que significa tener un emprendimiento de estas características.
PROCESO CON MUCHO TRABAJO
El kiwi, a diferencia de los cultivos tradicionales, “requiere mucho trabajo manual”, cuenta De Luca. Además resume que se arranca “en junio, cuando se cae la hoja, con la poda. Después hay que atar las ramas. En septiembre, cuando empieza a brotar, hay que cuidarla de la helada. Cuando están los pimpollos se ralea (se dejan menos de la mitad de los pimpollos). Y hay que esperar el momento de la polinización (que se hace a mano y supone adquirir polen a 2 dólares el gramo)”.
A principios de marzo, finalmente, comienza la cosecha que también es manual y requiere zarandear las frutas antes de embolsarlas. Oscar De Luca recolecta los kiwis a medida que va vendiendo en las ferias de la zona.
Las frutas saladillenses se comercializan en Las Flores, 25 de Mayo, Azul, Olavarría, Bolivar, Chivilcoy y en su ciudad de origen “a mitad de precio de lo que vale en una verdulería”.
En la actualidad el núcleo productivo del kiwi va desde el partido de La Costa hasta General Alvarado y abarca alrededor de 600 hectáreas cultivadas.
Vale aclarar que el sudeste bonaerense tiene condiciones agroclimáticas marítimas que favorecen la producción, lo que hace que el área implantada vaya aumentando en forma exponencial desde los últimos 15 años.