El poroto es un cultivo muy importante para el país ya que, a diferencia de los principales países productores, Argentina destina casi la totalidad de su producción, es decir un 90%, a la exportación. En consecuencia, el productor porotero está muy pendiente tanto de los cambios y regulaciones del mercado como de la tecnología existente para cuidarlo.
Se trata de un cultivo de corta duración, propio de Salta, Jujuy y Tucumán, que cada vez gana más terreno entre los cultivos del noroeste argentino, zona que le brinda las condiciones óptimas para su desarrollo, debido a que su crecimiento se da en medio de un clima seco y con gran amplitud térmica. En esta región se producen las especies Phaseolus L. y Vigna Savi, que dan lugar a los porotos adzuki, alubia, blanco, negro, colorado, manteca, mung, pallar y poroto tape o caupí.
En este momento, el cultivo se encuentra en estado vegetativo y, por ende, el productor está enfocado en el control de malezas y plagas. Sin embargo, no debe dejar de pensar en las estrategias de manejo en su totalidad y buscar anticiparse a otras futuras problemáticas del ciclo del poroto. “Sabemos que todas las etapas del cultivo son importantes y debemos protegerlo desde la siembra hasta a la cosecha de los patógenos, malezas e insectos”, asegura Juan Pérez Brea, Gerente de Cultivos de Porto y Caña de Azúcar de BASF.
Durante la etapa reproductiva es importante continuar focalizado sobre el monitoreo y la estrategia, ya que hay hongos como la Sclerotinia sclerotiorum que pueden afectar el rendimiento y generar pérdidas de hasta el 80%, en decir entre unos 400 y 800 kg. Es fundamental anticiparse teniendo en cuenta el cultivar, historial de rotación y carga del patógeno en el suelo, así como también el factor detonante que son las condiciones climáticas, tanto las actuales como los pronósticos.
Por lo tanto, además de realizar un monitoreo constante del lote, se debe contar con una herramienta eficiente para el control preventivo de enfermedades como lo es Cantus®, el fungicida de BASF. “Este producto, especialmente recomendado para el control de enfermedades como Sclerotinia, ofrece un control prolongado, excelente alternativa de rotación y manejo de resistencia, además de otorgar versatilidad de uso y control simultáneo de varias enfermedades”, explica.
“Por otro lado, es importante destacar, también, que los requisitos y estándares de los consumidores en el mundo son cada vez más altos y exigentes, con el objetivo de obtener granos de mayor calidad y cultivos más sanos y productivos. Por eso, desde BASF estamos manteniendo un compromiso con ellos para que cada solución esté alineada a estas necesidades”, agrega Pérez Brea.
De esta forma, BASF mantiene su compromiso con el productor agropecuario, acompañándolo y ayudándolo a afrontar los desafíos en cada una de las etapas de su campaña, ofreciéndole herramientas seguras que permitan proteger su potencial de rendimiento. La organización trabaja año tras año invirtiendo en investigación, desarrollo e innovación, tanto en poroto como en otras legumbres, para acompañar el crecimiento de estos cultivos y lanzar soluciones para potenciarlos.