La comisión de Medio Ambiente y la de Agricultura del Parlamento Europeo votarán mañana jueves 9 de septiembre, el borrador del informe en el cual se exponen las primeras conclusiones de la estrategia “De la granja a la mesa“, por el cual se busca una evolución del sistema alimentario y productivo hacia uno más sostenible en el futuro.
Esta proyecto forma parte además del “Pacto Verde Europeo”, que tiene por objetivo conseguir la neutralidad climática de toda la Unión Europea para 2050.
El proyecto, que fue presentado por la Comisión Europea a principios de 2020, va estableciendo diferentes objetivos en el corto y mediano plazo, con el fin de alcanzar ese desafío ambiental y productivo en 2050. Solo por nombrar algunas de las propuestas, encontramos:
* Reducir a la mitad el uso de plaguicidas y fertilizantes y la venta de antimicrobianos para 2030;
* Aumentar la cantidad de tierra dedicada a la agricultura ecológica;
* Promover un consumo de alimentos más sostenible y unas dietas saludables;
* Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos;
* Luchar contra el fraude alimentario en la cadena de suministro;
* Mejorar el bienestar de los animales.
Sin embargo, desde las comisiones de Medio Ambiente y Agricultura del viejo continente, hicieron saber que en el día de mañana, cuando se presenten y voten los resultados preliminares para avanzar en la reglamentación de la estrategia, buscarán sumar “más objetivos y metas”, que según 27 entidades de productores, empresas, cámaras y otras organizaciones agroindustriales consideran que estas nuevas modificaciones serían “insostenible para la comunidad agrícola de la UE”.
El comunicado
Son 27 las entidades agroindustriales que expresaron a través de un comunicado su desacuerdo con la estrategia “De la granja a la mesa”, que si bien a priori fue bien recibida por el sector agroalimentario en cuanto a su objetivo final, en la práctica pareciera ser al menos conflictiva.
“En su formato actual, la estrategia ‘De la granja a la mesa’ daría lugar a descensos considerables de la producción y también a la aparición de costes añadidos para los productores. Aunque se llegara a lograr con esta estrategia una disminución de las emisiones provenientes del sector agroganadero comunitario, una parte importante se imputaría a la deslocalización de la producción a terceros países“, aseguran las organizaciones.
Y continuaron: “Si la Unión Europea quiere que prosperemos, tendrá que apoyarnos con un marco político pragmático basado en objetivos realistas que sean coherentes con su política comercial, salvaguardar la igualdad de condiciones con las importaciones y proporcionar la ayuda necesaria para una transición sostenible”.
Los firmantes aseguraron además que “la sostenibilidad medioambiental no puede estar desvinculada de la sostenibilidad social y económica“, y por estos motivos le pidieron a los eurodiputados que “respalden sus declaraciones con hechos”, haciendo referencia a aquellos que durante la semana expresaron su preocupación sobre el efecto de la Estrategia en la “soberanía alimentaria”.