Rindes mejores a los esperados, hicieron crecer la estimación de producción de soja hasta los 56 millones de toneladas, un 1,5 millón más que en la estimación de hace un mes de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). “Tras el desasosiego de las fuertes tormentas que malograron casi 1 millón de ha en soja, el verano transcurrió, para gran parte de los cultivos, prácticamente sin limitantes hídricas de consideración. La tendencia ascendente del rinde puede acentuarse cuando tome fuerza la cosecha argentina”, dijeron desde la BCR.
Las lluvias moderadas del final de campaña fueron favorables para el cultivo. “Tras muchas dificultades, vuelve a perfilarse un escenario de alta productividad. Las zonas no afectadas por los excesos de lluvias se aproximan a los máximos rindes históricos y compensarían las reducciones por superficie”, indicaron desde la BCR.
Considerando los ajustes en las distintas áreas, el rinde nacional promediaría 30,7 qq/ha, 8 décimas más que en el informe anterior. Por lo tanto, la producción de soja se estima en 56 millones de toneladas, de acuerdo a la entidad rosarina.
“El estrés termo hídrico que el año pasado acechó desde enero hasta la segunda y tercera semana de febrero, este año no hizo su tan temida aparición sobre la campaña. De hecho, en la zona más afectada por la sequía, el sudeste bonaerense, durante el segundo mes del año recibió montos de agua mayores a los habituales. Lo mismo sucedió en gran parte del área bonaerense, exceptuando al noreste que recibió un descanso tras las volumétricas lluvias que protagonizó”, explicaron desde la BCR en su Estimación Mensual Nacional.
Asimismo, desde la última semana de enero, lluvias más moderadas, lejos del rango de los 250 a 450 mm que azotaron a la región el año pasado, prevalecieron sobre el centro y sur de Santa Fe y en gran parte de la provincia de Córdoba. “En el sur cordobés, la zona de influencia de Río Cuarto quedó con un menor nivel de aprovisionamiento de agua. Las lluvias al retomar los valores estadísticos mensuales, permitieron realizar los controles de plagas y bajar la presión de las napas que llegaron a estar entre 0,5 y 1,5 metro de la superficie en el centro de la región pampeana”, señaló el informe.
Durante febrero, el centro norte de Santa Fe recibió acumulados por encima de los valores promedios, pero muy lejos de los registros que se desmadraron con anterioridad y causaron tantos problemas. Sobre Santiago del Estero, Chaco y Tucumán también se midieron valores mayores a las medias mensuales de febrero. Pero en el norte Salteño resultaron insuficientes.
Durante los primeros días de marzo, se desbarató el patrón de clima tropical por un frente de lluvias que dejó acumulados entre los 30 y 50 mm en el centro de Buenos Aires. Las tormentas también alcanzaron el oeste del país, con mayor presencia en la franja occidental de Córdoba y Santiago, y en el litoral. Registros más modestos siguieron presentándose durante la primera semana con marcas muy modestas. Hay nuevas lluvias que se están desplegando en estos días. Avanzarían desde la provincia de Buenos Aires, cubriendo el centro de la región pampeana y el norte argentino.
De acuerdo a la Bolsa rosarina, los problemas parecen haber quedado atrás para la oleaginosa. La presión de malezas logró contenerse a pesar de las dificultades que hubo para controlarlas. Las enfermedades que amenazaban acentuarse ante las condiciones de alta temperatura y humedad, tampoco causaron demasiados inconvenientes. Las condiciones predisponentes no se extendieron más allá de los primeros días de marzo y los monitoreos han estado muy activos, siguiendo la evolución de las enfermedades y actuando a tiempo. Lo mismo sucedió con las chinches y las isocas.
“Pese a los problemas que en un principio recortaron en un millón de ha a la superficie total, el cultivo de soja de primera está cumpliendo su última etapa con muy buenas condiciones. Destacamos el gran desarrollo que ha alcanzado. Los conteos muestran un número de nudos muy satisfactorios, acorde al grado de crecimiento vegetativo que se observa, y el nivel de carga de vainas es excelente. El cultivo está extendiendo su fase de llenado, cosa que no se apreció de la misma manera en anteriores ciclos”, reportó la BCR.
Este año, las zonas menos favorecidas por las lluvias abarcan un menor nivel de hectareaje. En la campaña pasada, gran parte de Entre Ríos, y la franja este de Buenos Aires fueron muy afectadas por la falta de agua y esto segó sus posibilidad productivas.
Por otro lado las circunstancias para la cosecha argentina se presentan más propicias que el año pasado. Al haber estado concentradas las mayores lluvias entre diciembre y enero, y en febrero volver a un patrón de lluvias normales, las posibilidades de contener a las recargas que suelen darse en el otoño son mejores.
En términos de rindes provinciales, las estimaciones muestran valores superiores a los de hace un mes, y también están por encima de los niveles de marzo del 2016. Buenos Aires se impone esta vez con 30,6 qq/ha, cuando el año pasado se esperaban 29,4 qq/ha. Córdoba está casi en medio quintal por encima de la marca de hace un año. Santa Fe aunque está por debajo de la valla del ciclo pasado, vuelve a destacarse. Se estiman 36,2 qq/ha para la provincia, cuando hace un año mostraba una cifra de 37,6 quintales, pero el guarismo, al final, se desbarató por los enormes problemas que ocasionaron las lluvias en el cultivo. La lista sigue a favor de este ciclo 2016/17 con Entre Ríos que está por encima en 4 quintales respecto al año pasado. Por último, hay muy buenas expectativas que ponen a Chaco y Santiago del Estero por encima de sus medias productivas históricas, detalló la BCR.
“En base a las observaciones en las distintas áreas productivas, es posible ubicar a la producción de soja nacional en 56 millones de toneladas. Este número surge de una estimación de rinde promedio nacional de 30,7 quintales por hectárea, una superficie implantada de 19,2 millones de hectáreas y un área no cosechada de 960.000 hectáreas”, aseguró la entidad.