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Polémica por una partida de leche que denuncian que está contaminada

Desde el Instituto Nacional de Alimentos, dependiente de la ANMAT, evitaron informar que un lote del producto, destinado a los hospitales, contiene una bacteria peligrosa.

infocampo

El jueves 16 de abril, a la madrugada, murió Mía Gómez, una beba que nació prematura y se encontraba en proceso de recuperación nutricional en el Hospital Posadas. La recién nacida falleció producto de una infección intrahospitalaria con la bacteria Cronobacter sakazakii. A más de un mes del trágico episodio, hay cruces por la posibilidad de que haya sido un brote producto de un lote de leche en polvo contaminada, que se distribuye en los establecimientos públicos, según publica Infobae.

Hace pocos días, el Instituto Nacional de Alimentos (INAL) comunicó que el lote al que pertenecía una de las muestras de leche en polvo estaba contaminado con la bacteria que puede causar muerte, meningitis o secuelas neurológicas en los recién nacidos vulnerables. Desde el organismo informaron a todas las direcciones bromatológicas del país y sus delegaciones que la Dirección de Seguridad e Higiene Alimentaria de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña había detectado la bacteria en una caja del lote 0064 de fórmula de inicio Sancor Bebe 1 de 1000 g destinado a los hospitales.

Sin embargo, en el mismo documento aclararon que el análisis de una “muestra oficial reglamentaria” del mismo lote en su Departamento de Control y Desarrollo fue negativo. Es decir, que el producto cumplía con las condiciones de calidad que exige el Código Alimentario Argentino.

En el comunicado, el INAL destacó que la empresa “procedió al contacto inmediato y directo con los clientes a nivel nacional” para que “en caso de existir stock del producto mencionado en su poder, fuera bloqueado”. Pero no vincularon el lote con el brote en el hospital ni con el resultado de los dos envases del producto obtenidos originalmente del lactario del Posadas.

Incluso, respecto al fallecimiento, en ese momento solo se limitaron a decir: “La semana pasada, en el hospital Posadas, se detectó un episodio de infección intrahospitalaria en una de sus áreas cerradas, por lo que se procedió a aplicar el protocolo habitual para estos casos, que consiste en el aislamiento de la zona, el control estricto del paciente y la realización de cultivos de todos los sectores”, informó Nicolás Kreplak, secretario de Salud Comunitaria.

Según informa hoy Fabiola Czubaj en La Nación, recién hace pocos días, el Comité de Mortalidad del Posadas aclaró: “Todos los análisis bacteriológicos y virales efectuados en el Hospital Malbrán dieron negativos. La causa de mortalidad fue: enteritis necrotizante en un bebe prematuro extremo”. El matutino recordó que el organismo de referencia del Ministerio de Salud para la vigilancia y la prevención de enfermedades infecciosas es la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (Anlis) y no el Malbrán.

El matutino recuerda además que una fuente reservada del INAL hacía un mes había comentado que en el hospital se habían descartado sólo los gérmenes patógenos transmitidos por alimentos más comunes: salmonella, shigella, Escherichia coli y Campylobacter, además de virus. Y que nadie fue más allá para plantear la sospecha clínica de una infección por Cronobacter sakazakii relacionada con la leche.

En este sentido, el artículo destaca que el único informe conocido del INAL no es del mismo día que su Mesa de Entradas selló la notificación NO-2015-09073654 del 15 de este mes que la dependencia porteña le envió al director, Matías De Nicola. Ni siquiera los convenció para emitir una alerta sanitaria que el informe técnico de la AGC advirtiera que se trataba de un hallazgo asociado con el “Brote Hospital Posadas” y una bacteria “de altísimo riesgo para la salud de la población”.

En el manual sobre Cronobacter sakazakii en fórmulas lácteas de Funcei, se la define como “causa rara, pero potencialmente mortal” de meningitis neonatal, bacteriemia, enterocolitis necrotizante y meningoencefalitis necrotizante, cuando esas leches no se producen ni se preparan con la higiene y la seguridad adecuadas.

El comunicado del INAL tampoco hace referencia a que el ingeniero Ignacio Parera, director general de Higiene y Seguridad de la AGC, presentó una segunda nota (NO-2015-10326089) para reclamar “toda la información disponible” sobre la denuncia de contaminación del lote 0064 entregado a obras sociales y hospitales, con vencimiento en enero del año que viene.

El diario advierte que recién la comunicación se distribuyó cuando un vocero de Sancor se comunicó con la redacción por “comentarios” que asociaban la marca con este artículo. Habían pasado 36 días desde que trascendió el brote del Posadas y una semana desde que una jurisdicción notificó que un lote de leche en polvo estaba contaminado.

Otro dato clave al que hace referencia el matutino es que en las notas que recibió el INAL consta que la AGC solicitó a la empresa las muestras que indica el Código Alimentario Nacional el 30 de abril. Al detectar la presencia de Cronobacter sakazakii, se le ordenó a la empresa retirar el producto del mercado y se informó al INAL para emitir una alerta sanitaria. También, se le pidió a Mercado Libre que eliminara de su sitio las ofertas de este producto.

Mientras todo esto se desarrollaba, los hospitales porteños habían recibido más de 3700 kg del lote, mientras que casi 24.000 kg restantes estaban distribuidos por el país. Para cuando el INAL difundió su comunicado, el 22 de mayo, el producto ya se había terminado de consumir en nueve hospitales y obras sociales. Paralelamente, los técnicos de la AGC que habían hecho el análisis microbiológico elevado al INAL y que terminaría confirmando el Instituto Malbrán, empezaron a recibir presiones para retroceder en lo actuado, agrega La Nación.

Desde la empresa Sancor hicieron llegar esta comunicación: “La propia AGC dictaminó la nulidad de todo lo actuado y cesó la restricción sobre el producto, aunque, de todas formas, desde las empresas [por Sancor y la estadounidense Mead Johnson, dueña del 80% de la línea infantil de la lechera local] ya se había decidido su recuperación del mercado y esa medida se efectuó de inmediato”.

Sin embargo, el director ejecutivo de la AGC, Juan José Gómez Centurión, nunca había emitido esa disposición. Parera, jefe directo de los técnicos de la AGC, había enviado una nota (PV-2015-12317870) por cédula de notificación al representante legal de la empresa, Lucas Piaggio, para comunicarle que había dejado todo sin efecto porque no se había cumplido con procedimientos que fija el Código Alimentario para el monitoreo de fórmulas lácteas, agrega el matutino.

Ese mismo día, el propio Gómez Centurión emitió un dictamen (IF-2015-12565661) en el que rechazó la nulidad de lo actuado e hizo lugar al pedido de la empresa de hacer una contrapericia “en las mismas condiciones” del análisis original por tratarse no de un monitoreo de rutina, sino de un análisis asociado con un brote epidemiológico. Y 24 horas después, el Servicio de Enterobacterias del Malbrán confirmó que los 11 aislamientos bacterianos obtenidos por los técnicos porteños en el contenido de las cajas cerradas del alimento analizado corresponden al mismo subtipo de Cronobacter sakazakii detectado. Con esta confirmación en mano, el titular de la AGC dictó una resolución (No. 2015-297) en la que sostiene la vigencia de todos los procedimientos realizados.

El coautor del manual de Funcei, Gerardo Leotta, explicó que “lo ideal para asociar una bacteria con un alimento es que haya, además de la evidencia epidemiológica, una comparación con lo que se obtiene de las muestras de un paciente afectado. Si hubo un brote, tuvo que haberse hecho un estudio amplio y exhaustivo, que alcanza desde la alimentación y los contactos hasta el ambiente”.

En este caso, según continuó, “de ningún modo se aplican los criterios microbiológicos de un monitoreo de rutina porque ese tipo de estudio no se hace para verificar si existe alguna relación con una enfermedad. En una situación de brote, la autoridad sanitaria tiene total autonomía en sus criterios para analizar lo que sea conveniente para identificar la fuente de enfermedad. En pocas palabras, vale todo con tal de encontrar la causa”.

El manual de Funcei recomienda “decomisar el lote en su totalidad y notificar a la autoridad sanitaria correspondiente cuando las muestras analizadas se confirmen positivas y cuando los aislamientos de Cronobacter sakazakii” tengan “el mismo perfil fenogenotípico”.

En el país hubo varios brotes asociados con esta bacteria desde 2005, aunque nunca trascendieron. La contaminación puede ocurrir durante la producción o la preparación de la leche en polvo.

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